Sonriendo, como pocas veces se la ve, la canciller Angela Merkel apareció la tarde de ayer ante sus seguidores en la sede de la CDU en Berlín, para agradecer el apoyo obtenido por el partido en las elecciones generales de Alemania, donde la Unión Cristiano Demócrata cosechó su mejor resultado en 22 años, al alcanzar el 42 por ciento de las preferencias, ocho puntos más que en 2009.
Merkel, que fue largamente ovacionada, calificó las cifras sin florituras discursivas: “Esto es un resultado maravilloso”, analizó. “Haremos todo lo posible en los próximos cuatro años juntos para convertirlos en los años más exitosos de Alemania. Es demasiado pronto para decir cómo seguiremos adelante, pero hoy deberíamos celebrar”, sostuvo la canciller.
Al grito de “Angie, Angie”, el público celebró cada palabra de la vencedora, que de esta manera se dirige a su tercer mandato consecutivo al frente del país más poderoso de la zona euro. En sus palabras, Merkel además prometió que seguirá trabajando “con responsabilidad” por el éxito del país, con una cara donde lucía una felicidad imposible de disimular.
Derrotados admiten culpas
“Lo que hicimos fue maravilloso”, continuó la autoridad, quien aprovechó
su breve alocución en Berlín para agradecer a su marido, “por lo que
tiene que soportar, que no es poco”. Merkel deberá decidir ahora con
quién gobernará. Pueden ser los socialdemócratas, pueden ser Los Verdes.
Pero la jefa de Gobierno dijo que eso lo analizará tras las
celebraciones.
Por su parte, su rival de centroizquierda, el socialdemócrata Peer
Steinbrück, reconoció que “no obtuvimos los resultados que queríamos
para conseguir nuestros objetivos”. El SPD esperaba, en alianza con Los
Verdes, conseguir el apoyo suficiente para desbancar a la CDU del poder.
Sin querer entrar en el juego de las especulaciones, Steinbrück recordó
que correspondía a Merkel decidir ahora cuál será la composición del
próximo Gobierno.
Los liberales, en tanto, mordieron el doloroso polvo de la derrota, al
quedar fuera del Parlamento, de acuerdo a las proyecciones, en todas las
cuales obtienen menos del 5 por ciento que se requiere para ocupar
escaños en el Bundestag. “Es la hora más amarga para los liberales en
muchas décadas”, reconoció el líder liberal y una de las grandes
promesas del partido, Christian Lindner. El candidato Rainer Brüderle,
en tanto, reconoció culpas propias: “Es el peor resultado que hemos
tenido nunca. No es el fin del partido. Es difícil, pero debemos seguir
trabajando. Y como candidato, asumo mi responsabilidad”.
(dpa, Reuters)
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