"No podemos insistir solo en temas relacionados con el aborto, el matrimonio homosexual y los métodos anticonceptivos", dijo Francisco a un grupo de revistas jesuitas, que publicaron sus declaraciones en varios idiomas.
Francisco afirmó en una larga entrevista difundida ayer que la Iglesia católica no puede ocuparse solo de determinados temas.
"No podemos insistir solamente en temas relacionados con el aborto, el matrimonio homosexual y los métodos anticonceptivos. Eso no es posible", dijo Francisco a un grupo de 16 revistas jesuitas, que publicaron sus declaraciones en varios idiomas. "Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto", insistió.
"En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos 'heridos sociales', porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre los ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso", dijo el pontífice argentino. Asimismo, el Papa hizo referencia a sus declaraciones sobre los homosexuales durante el vuelo que lo llevó de regreso a Roma desde Río de Janeiro, cuando dijo: "Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad... ¿Quien soy yo para juzgarla?". "Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo. La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal", señaló el Papa. "Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: 'Dime, cuando Dios mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?'. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. Hay que acompañar con misericordia", continuó.
"Tenemos, por tanto, que encontrar un nuevo equilibrio, porque, de otra manera, el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio", afirmó Francisco, quien agregó que el confesionario "no es una sala de tortura, sino aquel lugar de misericordia en el que el Señor nos empuja a hacer lo mejor que podamos". Citó como ejemplo el caso de una mujer que abortó y decide confesarse. El Papa dijo que veía a la Iglesia más bien como "un hospital de campaña tras una batalla" y que lo que esta necesita "es capacidad para curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad". Asimismo, el Sumo Pontífice se pronunció contra una Iglesia que opere "como una capillita en la que cabe sólo un grupito de personas selectas". "No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad".
(dpa/Reuters)
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