La prensa brasileña lo había adelantado y ayer se cumplieron los designios: la presidenta Dilma Rousseff anunció que postergaría su visita programada para octubre a Washington, como protesta por las denuncias de espionaje supuestamente realizado por el servicio secreto de Estados Unidos contra su persona y contra los ciudadanos de Brasil.
Las acusaciones, dadas a conocer en el programa de televisión “Fantástico” de TV Globo, se basaron en documentos filtrados por el exanalista de la NSA, Edward Snowden, y afirmaban que los correos electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes de la mandataria eran interceptados por funcionarios de inteligencia de Estados Unidos. El hecho hizo que Rousseff exigiera una disculpa del mismo Barack Obama.
Presidencia justificó la decisión afirmando que finalmente no recibió de
Washington las “explicaciones” solicitadas sobre el caso, ni tampoco
“el compromiso de cesar las actividades de interceptación”, por lo cual
“no están dadas las condiciones para la realización de la visita en la
fecha antes acordada”. El texto reitera que las actividades de monitoreo
son “prácticas Ilegales” y “un hecho grave, que atenta contra la
soberanía y los derechos individuales”.
Casa Blanca lamenta decisión
De acuerdo a la información entregada por el Gobierno de Brasil, la
decisión de postergar de la visita de Estado de la presidenta Rousseff
fue tomada de mutuo acuerdo entre la jefa de Estado sudamericana y su
par estadounidense, dejando sin efecto el viaje previsto para el 23 de
octubre. Anteriormente, se había dicho que la presidenta revisaría la
compra de aviones estadounidenses, como manifestación de malestar por la
intromisión.
Desde Washington, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que la
eventual visita de Rousseff “no debería verse eclipsada por un único
asunto bilateral, por muy importante o difícil que éste sea”. Asimismo,
aseguró que el gobierno de Obama espera recibir a la jefa de Estado
brasileña en el futuro.
La decisión de Brasil había sido anunciada en la prensa, aunque la
confirmación oficial se produjo luego de que el canciller Luiz Alberto
Figuereido Machado informara a las autoridades de Washington de la
determinación adoptada por Rousseff. Debido a la importancia que
revestía la visita, el lunes 16 de septiembre Obama había telefoneado a
su colega para reiterarle la invitación e intentar disuadirla de una
eventual suspensión del viaje.
La nota dada a conocer este martes por el Gobierno brasileño concluye
con una manifestación de confianza en la superación de la crisis, al
afirmar que el gobierno brasileño espera que “luego de solucionada la
cuestión en forma apropiada, la visita de Estado ocurra en el más breve
plazo posible, impulsando la construcción de nuestra asociación
estratégica a niveles aún más elevados”.
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