La mala puntería de los delanteros cordobeses permitió que los tucumanos consiguieran un empate. El 2 a 2 final es mentiroso dado que un triunfo de Instituto hubiese justo . Atlético se desdibujó en el complemento. Luis Rodríguez convirtió dos goles, uno de penal, para el local mientras que Telechea y Masuero los goles de la visita. Partido entretenido.
Ricardo Rodríguez transpira en demasía y ayer con la actuación de su equipo “salpicó” hasta a los que estaban cerca.
No es para menos el calor y el sufrimiento que le hicieron pasar sus dirigidos frente a la gente de Franz Kudelka lo “empapó”- El decano arrancó con todo pero sobre los 19´ un quedo de sus defensores le permitió a Emiliano Telechea levantar la pelota sobre Luchetti y el silencio invadió el Monumental. 1 a 0 en contra impensado. El local buscó el empate y lo consiguió a los 27´ por el oportunismo del Pulguita . Los decanos siguieron insistiendo y el desnivel llegó con otro gol de Luis Rodríguez, esta ve z con penal ejecutado a la izquierda del arquero Chiarini que se tiró a la derecha. Hasta ahí y unos minutos más el resultado era justo y merecido. Atlético con Canever saliendo casi solo por izquierda, Acosta con un buen recorrido por derecha y una que otra pincelada de Morel justificaba el resultado. Pudo aumentar pero se los notó demasiados confiados a sus hombres de punta .Instituto avisó un par de veces que tenía un plan B.
En el segundo tiempo la cosa fue diametralmente opuesta a lo visto en el primero. Kudelka mandó a su gente al ataque y desnudó la lentitud y errores de los decanos. Los cordobeses el quitaron la pelota a los del Jardín de la República, Vismara se adueño de todo el campo de juego y mostró como se juega de “patrón” en una cancha. RR sin plan B solo veía que sus gente era desbordada en todos los sectores y las llegadas al arco del “Laucha” eran numerosa y claras. Solo la mala puntería de lo delanteros visitantes hizo que el partido no terminara con un resultado en contra para Atlético.
Los hinchas insultaban y no sacaban los ojos del reloj. Al final todo el mundo decano terminó pidiendo la hora y “festejando” el empate conseguido en casa. Patético.
Daniel A. Villalba
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