El presidente Evo Morales dejó el viernes Ciudad del Vaticano después de abrazar y estrechar la diestra de su 'hermano Francisco', el primer papa latinoamericano Jorge Bergoglio, con quien, durante una entrevista de poco menos 40 minutos, abordó temas inherentes a la pobreza, el principio de igualdad, la situación en Siria y mar para la mediterránea Bolivia.
El Papa recibió al líder boliviano, primer presidente indígena en Latinoamérica, con un abrazo y un apretón de manos.
'Para mí es el hermano Francisco', adelantó el
mandatario boliviano mientras se sentaba al añoso escritorio -de cedro
impecablemente barnizado que lucía en bronce lustrado un crucifijo en
base de metal fundido de hojas de trébol, un reloj de péndulo y un
timbre de campanilla empotrado en madera- del Sumo Pontífice quien
enseguida repuso, en señal de asentimiento, 'así debe ser, así debe
ser'.
En la cultura de los indígenas de los Andes, el prójimo no
consanguíneo es considerado, al influjo de la Pachamama (Madre Tierra,
en aymara), hermano de naturaleza.
La conversación entre el argentino y el boliviano se registró en la
Biblioteca del Palacio Apostólico de la Iglesia de San Pedro, enclavada
en medio del Estado Vaticano.
El encuentro, calificado por la prensa mundial de cálido, fraterno y
más largo que las habituales entrevistas que concede el jerarca de la
Iglesia Católica, fue perpetuado por decenas de periodistas.
El Papa argentino, que lucía un crucifijo de plata, y el Presidente
boliviano también conversaron sobre la situación socio-económica y
religiosa de Bolivia, de mayoría católica y Estado laico desde 2009,
según su carta política.
Los sudamericanos trataron, asimismo, 'la importancia de las buenas
relaciones entre la comunidad eclesial y el Estado, sobre todo en temas
de común interés para el servicio de la Nación', según un despacho de
prensa del Vaticano.
En medio de la conversa, que también giró por la situación de Siria,
amenazada de guerra por Estados Unidos, Morales, que llegó al Vaticano
procedente de Roma, puso en manos del Santo Padre el libro azul que
contiene 'La Memoria Gráfica de Reintegración Marítima de Bolivia', que
hace casi 140 años reclama a su vecino trasandino Chile una pequeña
porción de los 400 km de litoral que perdió en la denominada guerra
decimonónica del Pacífico sur.
Tras décadas de infructuosos cabildeos, Bolivia ha resuelto sentar a
Chile ante los estrados de la Corte Internacional de Justicia, en La
Haya, para que La Moneda se avenga a un diálogo que remate en el fin de
la mediterraneidad boliviana desde 1879.
Ambos personajes propugnan la solución pacífica del conflicto en Siria, envuelta en una guerra civil.
Bergoglio y Morales se despidieron con un 'fuerte y cariñoso
abrazo', reseña la prensa del Vaticano, y después el pontífice pidió al
mandatario boliviano que saludase 'a los amigos' y citó el nombre de
Dilma (Rousseff), en referencia a la presidenta de Brasil, bastión
mundial de la Iglesia de Pedro.
Estoy contento, estoy contento, cerró un satisfecho Morales al despedirse y dirigirse al avión de regreso a Bolivia.
El Papa obsequió al boliviano, católico confeso, una medalla de su
pontificado y el Documento de Aparecida, texto que recoge las
conclusiones de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y
del Caribe de 2007, que contó con la participación del Obispo Emérito
de Roma, Benedicto XVI.
Los ministros bolivianos de Relaciones Exteriores, David
Choquehuanca, de Defensa, Rubén Saavedra; el embajador de Bolivia ante
el Vaticano, Carlos de la Riva; y la embajadora de Bolivia en Madrid,
Carmen Almendras, acompañaron a Morales en su visita de horas a la Santa
Sede.
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