El presidente chileno, Sebastián Piñera, afirmó que toda la sociedad, en especial el Poder Judicial y los medios de comunicación, pudo haber hecho más para frenar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
"Es bueno rememorar eventos muy dolorosos, no para revivir las mismas querellas, odiosidades y divisiones que tanto sufrimiento causaron sino para aprender de esos errores y, en consecuencia, iluminar los caminos del futuro", definió Piñera.
El mandatario habló ante corresponsales extranjeros en La Moneda a menos
de una semana de los actos conmemorativos del 40mo aniversario del
golpe de estado liderado por Augusto Pinochet y que instauró una cruenta
dictadura de 17 años.
Consideró que falta verdad sobre "las circunstancias en las que murieron
y los lugares donde están enterradas las personas que siguen siendo
detenidos desaparecidos" y que el esclarecimiento de estos hechos "va a
traer un alivio no sólo a sus familiares sino también a la sociedad
entera".
De las tres mil víctimas asesinadas por la dictadura y certificadas en
el Informe Rettig, mil figuran como desaparecidas. En los últimos 23
años solo se encontraron restos fragmentados de 125 partidarios del
gobierno de Salvador Allende.
"Todo el que pueda colaborar a que tengamos más verdad, entregando más
información si la tiene, y todo lo que podamos avanzar para tener más
justicia, será un aporte muy importante a una sociedad que quiere,
merece y tendrá que ser capaz de vivir en paz y reconciliarse", reclamó.
La charla con la prensa extranjera, acotada al golpe y la dictadura,
ocurre tras dos semanas de fuego cruzado entre voceros del oficialismo y
de la oposición por lo actuado por cada uno en esa etapa.
La polémica se originó en el ala del oficialismo más identificada con el
pinochetismo, a partir de que el senador Hernán Larraín pidiera "perdón
por no haber colaborado de modo suficiente a la reconciliación" y su
correligionaria y candidata presidencial Evelyn Matthei contestó que no
tenía "nada de qué pedir perdón".
Esta divergencia dentro del ala dura del gobierno, la Unión Democrática
Independiente (UDI), abrió el camino para las recriminaciones de la
oposición, pese al intento mediador de la moderada Renovación Nacional,
el partido de Piñera.
Pero lejos de encauzarse, la disputa se corrió a la opositora Nueva
Alianza, que encabeza la candidata Michelle Bachelet, cuando el senador
del Partido Socialista Camilo Escalona pidió perdón por su rol de
polarización en las instancias previas al golpe que derrocó a Salvador
Allende, concepción rechazada por el comando de la expresidenta, también
socialista.
El punto álgido de los mea culpa llegó ayer cuando la Asociación de
Magistrados del Poder Judicial, de orientación progresista, pidiera
perdón por sus "omisiones" durante el régimen militar y el vocero de la
Corte Suprema, Hugo Dolmestch, considerara que "fue un acierto que la
Corte apoyara el golpe militar".
"Creo que el Poder Judicial no estuvo a la altura de sus obligaciones y
pudo haber hecho mucho más", ya que "le corresponde cautelar los
derechos de las personas y proteger sus vidas, por ejemplo, acogiendo
los habeas corpus que rechazó en forma tan masiva", evaluó Piñera.
De la misma manera, se refirió a los medios de comunicación, que
"pudieron hacer mucho más, haber investigado la realidad en materia de
violaciones a los derechos humanos, con mucho más rigor, más
profundidad, y no quedarse con la versión oficial del gobierno militar".
Según el mandatario, "la sociedad entera habría levantado su voz con
mucha más fuerza para evitar los atropellos a los derechos humanos que
fueron sistemáticos, reiterativos y muy graves y hubieran podido ser
evitados".
El presidente insistió en que la verdad y la justicia "muchas veces no
bastan" y que "se requieren de otras virtudes", como que "la sociedad
entera se haga un examen de conciencia y si cree que no actuó bien, lo
diga en forma fuerte y clara" porque eso "es también un gran aporte a
una mayor paz y reconciliación".
Por ello, invitó en la conmemoración de los 40 años del golpe a una
reflexión sobre las "responsabilidades de distinta naturaleza" en el
quiebre institucional y abogó porque "nunca más y bajo ninguna
circunstancia se pueden justificar las violaciones a los derechos
humanos".
El debate no sólo surgió a días del 11 de septiembre cuando se cumplan
40 años del golpe sino a dos meses de las elecciones presidenciales para
las que la centroizquierda es con claridad favorita a ganar con el
liderazgo de Bachelet, según las encuestas.
Frente a la oferta de la oposición, nucleada en la Nueva Alianza, el
oficialismo lleva el lastre de un gobierno que perdió popularidad de
manera abrupta en los últimos dos años a partir de las protestas
sociales generalizadas, reprimidas muchas veces con brutalidad y sin
respeto a los derechos humanos por parte de la policía militarizada, el
cuerpo de Carabineros.
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