Nueve de cada diez argentinos dicen creer en Dios, pero fundamentalmente, en un amplísimo espectro de “dioses”, o “atajos” hacia ese Dios.
Del 91,1% de creyentes en Dios, el 76,5% se reconocen como “católicos” y el 1% del total, dice que no acude jamás en reclamo de auxilio a la máxima figura universal. Además, más gente sigue a “los ángeles” que a “los santos”.
Estos son apenas un puñado de pequeños datos, crudos, contados antojadizamente, de lo que se ha denominado “Atlas de las creencias religiosas en la Argentina”. Se trata de un volumen lleno de información, dividido por regiones del país y que se detiene en analizar aspectos tan puntuales como necesarios para comprender en qué creemos los argentinos: qué tiene que ver la religión con la institucionalidad del país, con la vida política y hasta cómo se mete en la intimidad de nuestras alcobas y en los asuntos cotidianos.
Compilado por Fortunato Mallimaci, el trabajo de investigación llegó al formato de libro, editado por Biblos e involucró a académicos de las universidades nacionales de Buenos Aires, Cuyo, Rosario y Santiago del Estero, además del equipo comandado por el compilador, el CEIL-CONICET.
Será presentado el viernes a las 17.30 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y en la oportunidad expondrán dos de los participantes del equipo: Juan Cruz Esquivel y Azucena Reyes, con la mirada externa de la doctora e Filosofía Adriana Arpini.
Los datos. Los ateos o personas que simplemente, no tienen religión, representan hoy por hoy en la Argentina, un 11,3% de la población y han sido clasificados por el “Atlas de las religiones” como “indiferentes”.
La mayor población católica está radicada en el Noroeste argentino, en donde el catolicismo mayoritario convive con múltiples expresiones de religiosidad. Allí, el 84,8% de la gente se siente “católica”, frente a un promedio nacional de 76,5%. Huelga agregar que la misma región del país es la que tiene menos “indiferentes”: tan solo 1,8%.
La indiferencia religiosa trepa, en tanto, mientras más grandes son las ciudades y en personas con estudios universitarios. Los ateos, agnósticos y despojados de religión llegan, por ejemplo, al 18% de los habitantes del Gran Buenos Aires.
Surtido de “dioses”. Pero como se dijo al comienzo de esta nota, “Dios” acapara el mayor “rating” entre los creyentes, pero una serie de deidades no queda afuera de las menciones y, en su mayoría, funcionan –con todo respeto, claro está- como “colectoras” de la creencia mayor. Hablamos de Jesucristo, en quien cree el 91,8% igualando (o incluso superando por décimas) al porcentaje de quienes creen simplemente en “Dios”.
Al “Espíritu Santo” lo sigue el 84,8%, “la Virgen” 80,1%, “los ángeles” 78,2%, “los santos” 76,2% y “la energía” con 64,5% de seguidores. Esto último representa todo un dato, porque, si de catolicismo hablamos, a los santos los designa el Vaticano y a los ángeles, no: es una decisión personal de quien los sigue saber a quién o quiénes acompaña con sus pensamientos.
Los “indiferentes”. El Atlas de Mallimaci incluye, además, un desagregado en torno a los “indiferentes”. Así, podemos saber que de ese poco más de 11% de argentinos que no pertenece a ninguna religión, un 64,6% son “creyentes sin religión”, 11,7% se identifican como “agnósticos” y 23,7% como “ateos”.
¿Por qué son católicos los católicos? Un 61,4% de los católicos “desafiliados” (una de los 6 subtipos en los que se divide a sus fieles), lo son por herencia familiar. Según el estudio, el 74,9% de ellos considera, por otro lado, que sus hijos deberían poder escoger libremente qué religión profesar. Aquí hay un dato que se destaca: “El 78% de la población tiene la misma religión que su madre y el 75,5% la misma que su padre”.
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