Según un informe de la CAME la Capital tucumana se ubica en el quinto lugar en el "top ten" de venta ilegal en el país, con 1.238 puestos callejeros y ferias. Amaya aclaró ayer que no se reprimirá a los ambulantes. La practica de venta callejera en nuestra provincia es cultural, parte del paisaje urbano.
Por Sebastián Ganzburg
Según un reporte de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la capital tucumana se ubica en el quinto lugar en el "top ten" de venta ilegal en el país, con 1.238 puestos callejeros y ferias. Ayer, el gobernador José Alperovich había deslindado su resposanbilidad, al indicar que era un tema que le competía al jefe municipal capitalino.
"Efectivamente es un problema nuestro, es un problema legal y de conciencia social porque nosotros pregonamos que es una actividad ilegal que no permitimos. No actuaremos como se hizo en la Ciudad de Buenos Aires, en donde se reprimió, aquí trabajamos para persuadir", señaló el intendente Domingo Amaya durante un recorrido por las obras que se hicieron en la zona del Rosedal, en el Parque 9 de Julio.
Una respuesta acertada , quizás, contraria a la que esperaban los medios hegemónicos. Lo cierto es que la venta en la calle es una practica cultural y ancestral en nuestra provincia y en gran parte del país. De hecho tenemos una de las ferias más antiguas, con vigencia, del continente como es la Feria de Simoca.
La gente que vende películas, bombachas, calzoncillos, paraguas, alicates, medias, anillos, golosinas o verduras está realizando un trabajo para nada agradable y que en la mayoría de los casos se debe a que no tiene otra posibilidad, otra salida laboral.
Los ambulantes trabajan en condiciones tremendas, con frío y con calor, con lluvia o nieve, porque no les queda más alternativa, no porque realizan competencia desleal al comerciante que dicho sea de paso, en los últimos diez años viene acumulando ganancias inéditas porque el consumo creció de manera exponencial. O venden en la calle o no tienen para el puchero, simple ecuación.
Por otro lado, la venta ambulante es cultural, porque para que exista debe haber clientes, en nuestra provincia estamos acostumbrados a adquirir productos en la calle, a comer en la calle y lo hacemos con sumo placer y riesgo. El vendedor ambulantes es parte del paisaje urbano, como también lo son las ferias.
No es desleal, porque no es competencia, la gente sabe qué comprar en un comercio y qué en la calle.
Finalmente, los comerciantes, no todos, antes de despotricar contra los ambulantes, deberían comenzar a dejar de evadir impuestos y emitir la factura correspondiente, en especial los restaurantes.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff