Expertos del Centro de Investigaciones del Hombre del Desierto (Cihde) descubrieron que la cultura Chinchorro, conocida por tener las momias más antiguas del mundo, comía polen de totora.
Se trata del primer registro de un alimento que no sea marino y, según los investigadores, lo habrían comido por su poder nutritivo, mostrando que su dieta diversa les permitió ser longevos.
El análisis de una muestra de coprolito humano (excremento
fosilizado) de 5.830 años de antigüedad reveló millones de
granos de polen de totora, planta que utilizaban en el proceso
de momificación para rellenar los cuerpos y abultar el tronco y
las extremidades.
"El polen corresponde a la fracción masculina de la flor de
la totora, pero no sabemos exactamente cuándo fue consumida. Es
parte del estudio determinar en qué contexto pudo ser
consumida", señaló al diario La Tercera el coordinador del área
de arqueología del CIHDE, Calogero Santoro.
"En general, de los grupos costeros, en especial los
Chinchorro, se pensaba que su dieta se centraba en productos
marinos, por los implementos de pesca que aparecen en las
excavaciones, el análisis de los huesos de un cazador recolector
costero, y por etnografía", abundó el especialista.
"Esto sigue siendo cierto -precisó la arqueóloga Paula
Ugalde-. Pero el estudio de otros alimentos es importante,
porque en general el cuerpo no subsiste bien con un solo tipo de
alimento, tiene que haber un complemento".
Para la estadounidense Nicole Searcey, de la Universidad de
Nebraska, quien encabeza el estudio en Chile, "hallar una
concentración tan alta en un excremento significa que comían
polen".
Según Ugalde, el consumo de polen pudo ser solo por gusto.
"Hay referencias etnográficas que dice que el polen es súper
nutritivo. Se han visto pasteles de polen en otras culturas. Tal
vez, los Chinchorro hallaron esa propiedad", aunque hay que
seguir investigando.
Hace 6.000 años no había gran disponibilidad de plantas
comestibles en las desembocaduras de los ríos, y los chinchorros
tampoco cultivaban alimentos.
Según la paleoecóloga Eugenía Gayó, investigadora también del
Cihde, la planta es una especie que necesita de cursos de agua
para vivir. "Parece relevante que en momentos de mayor
productividad marina igual hayan comido cosas así. Las semillas
de totora contienen almidón (carbohidrato), pero es difícil
saber si la comían por eso", comentó.
La cultura Chinchorro habitó hace 7.000 años en la costa del desierto de Atacama, desde Ilo, en Perú, hasta Antofagasta en Chile. Los chinchorros formaban campamentos semi-sedentarios en las caletas y cursos de las quebradas. Se dedicaban principalmente a la pesca. Su dieta equilibrada les dio longevidad: su promedio de vida era de 25 años, pero hay registros de 30 e incluso 50 años, un récord para culturas prehistóricas. La mayoría de su dieta estaba compuesta por mariscos, lobos marinos, pescado, aves, carne de auquénido (camélidos americanos) y algas.
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