La memoria se debilita con la edad de la persona, pero también se estabiliza, concluyó un estudio de científicos alemanes dado a conocer ayer.
De acuerdo a la investigación de expertos del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, en Berlín, los ancianos fueron más consistentes en ejercicios de memoria, aunque los jóvenes lograron una puntuación más elevada que los primeros.
Los científicos evaluaron durante tres meses a 100 ancianos, de edades comprendidas entre los 65 y 80 años, y a 100 jóvenes de entre 20 y 30 años.
El profesor en neurología Florian Schmiedek, a cargo del estudio, afirmó que el cerebro recuerda hechos y cosas al formar conexiones entre sus 100.000 millones de neuronas o células cerebrales. Las memorias se forman cuando esas conexiones, conocidas también como sinapsis, son reforzadas. La información de los sentidos es enviada a la corteza cerebral, y luego a una parte del cerebro llamado hipocampo, una estructura marginal y menos compleja en cuanto a capas de la misma sustancia gris cortical del lóbulo temporal.
Las memorias conocidos como "de trabajo", cruciales para resolver problemas y hacer planes, funcionan como pizarras para la mente, y están localizadas en la corteza prefrontal del cerebro.
Son utilizadas, por ejemplo, en la memorización de números de teléfono el tiempo suficiente para hacer la llamada, pero luego son olvidadas, al menos que pasen a las memorias de largo plazo para su archivo.
Durante el experimento alemán, los voluntarios fueron sometidos a nueve pruebas sobre distintos tipos de memoria.
Por ejemplo, se les pidió a los ancianos y jóvenes que recordaran una lista de números, al tiempo de realizar de forma simultánea ejercicios aritméticos simples con esos números.
Los ancianos obtuvieron puntuaciones más bajas que los jóvenes, pero sus memorias fueron más estables.
Según la doctora Carol Holland, directora del Centro de Investigaciones para una Vejez Sana, de la Universidad de Aston en Birmingham (Inglaterra), la gente mayor se olvida mucho menos de lo que piensa.
"La memoria a largo plazo no cambia en la vejez, somos tan buenos para recordar poesía como cuando éramos niños. Aprender nuevas cosas, es allí donde aparecen las diferencias", destacó la experta.
"Puede haber muchas diferencias, por ejemplo, un hombre de 80 años puede aprender tan rápido como uno de 19, y otro octogenario podría tener verdaderos problemas para aprender", agregó.
Holland sostuvo que el estudio alemán es alentador porque "tira abajo estereotipos" acerca de que los ancianos se olvidan cosas, y da cuenta que la vejez no sería el problema al respecto.
Por su parte, el profesor Schmiedek, cuyo estudio fue publicado en la revista británica especializada Psychological Science, dijo estar sorprendido por la diferencia entre los dos grupos.
"Si comparamos a los jóvenes con los adultos, lo interesante fue que en las nueve pruebas ejecutadas, las personas mayores fluctuaron menos día a día", afirmó el científico.
Además de ejercicios de memoria, los expertos le dieron a los participantes cuestionarios para evaluar sus estados de ánimo. Los ancianos mostraron estar más motivados y menos preocupados por el trajín de la vida y el estrés diario que los jóvenes, que estuvieron menos motivados.
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