A cinco días de la partida de Brasil del papa Francisco, el gobierno de Brasil puso en marcha ayer la nueva ley que habilita a la red pública de salud a otorgar la píldora del día después a las víctimas de violencia sexual para interrumpir un embarazo no deseado.
El gobierno publicó en el Diario Oficial la sanción de la ley que obliga a los hospitales del Sistema Unico de Salud a atender a las víctimas de violencia sexual, algo que se cumplía mediante una resolución del Ministerio de Salud.
Movimientos religiosos consideran que la ley aprobada en
julio por el Congreso y sancionada por la presidenta Dilma
Rousseff es abortista.
Por la ley, la atención a las víctimas de violencia debe
incluir el diagnóstico y tratamiento de las lesiones, la
realización de exámenes para detectar enfermedades transmitidas
sexualmente y embarazo.
El material colectado de la víctima de violencia sexual será
preservado para archivos penales.
El punto más crítico fue el concepto de "profilaxis de
embarazo" que según anunció el ministro de Salud, Alexandre
Padilha, será cambiado para evitar que existan sospechas de un
estímulo al aborto.
El término "profilaxis de embarazo" será reemplazado en un
envío de modificación al Congreso por la frase "medicación con
eficiencia precoz para prevenir el embarazo producto de una
violación".
El texto que comienza a entrar en vigor será ampliado en un
nuevo proyecto para incluir con mayor claridad que también están
afectados por la ley personas con deficiencias mentales o niñas
que no puedan dar consentimiento al tratamiento.
Los médicos ganan mayor independencia ya que no necesitan la
denuncia policial para actuar, sino que ellos deberán proteger a
la víctima con apoyo psicológico para luego someter las pruebas
a la autoridad policial.
"Lo que este proyecto hace es evitar la práctica del aborto
legal, es un apoyo humanitario contra la tortura de la mujer,
porque una violación es una tortura", dijo el secretario general
de la presidencia, Gilberto Carvalho, interlocutor con las
religiones.
Desde 2008 en Brasil rige una resolución que otorga apoyo
especial en hospitales púlicos a las víctimas de violaciones con
la prescripción de anticonceptivos de emergencia.
"Hubo una reducción del 50% de abortos desde entonces", dijo
Padilha.
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil se reunió ayer
viernes para analizar una respuesta.
Movimientos evangélicos dijeron concordar con la atención a
las víctimas pero consideraron que el uso de la "píldora del día
después es aborto", según Marcos Feliciano, pastor evangélico de
la Asamblea de Dios y titular de la comisión de Derechos Humanos
de la Cámara Baja.
Durante la visita del papa Francisco al país no hubo debates sobre el aborto, un tema que enfrentó en la campaña de 2010 a sectores conservadores de la Iglesia contra la entonces candidata Rousseff, a quien acusaban de querer legalizarlo, algo que no sucedió.
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