El papa Francisco condenó ayer el llamado "lobby gay" del Vaticano durante una conferencia de prensa improvisada celebrada a bordo del avión que lo conducía de Brasil a Italia, en la que recalcó que no pretende "juzgar" a los homosexuales.
"Ningún lobby es bueno", agregó el papa argentino, quien considera que "no se deben marginar a personas que deben ser integradas en la sociedad".
"El problema no es tener esa tendencia, sino de constituir un lobby. Ese es el asunto más grave para mí. Si una persona es gay pero busca al Señor con buena voluntad, ¿por qué debería yo juzgarlo?", comentó el papa ante los periodistas que lo acompañaron en el vuelo papal.
Se trataba de la primera conferencia de prensa que el papa argentino celebra desde que fue elegido en marzo al trono de Pedro.
Amable, divertido pero prudente, Francisco respondió a las preguntas que unos 15 periodistas le hicieron, sin esquivar algún tema alguno, tomándose su tiempo para pensar.
Interrogado sobre el caso del "escandaloso amor" entre monseñor Battista Ricca, nombrado por el papa Francisco recientemente en un cargo estratégico en el banco del Vaticano, y un capitán del ejército suizo, como ejemplo de la red que trama en el Vaticano por acceder a cargos de poder, el papa admitió que no tenía informaciones sobre ese controvertido pasado.
"Encargué una breve investigación sobre él y no encontramos nada en contra", dijo.
"No he encontrado a nadie en el Vaticano que en su tarjeta de identidad diga que es gay. Se dice que los hay. El catecismo de la iglesia católica es muy claro y dice que no se debe marginar a las personas que deben ser integradas en la sociedad", agregó.
"Sobre un lobby gay no he encontrado nada. Ningún lobby es bueno", afirmó tras mencionar grupos de presión históricos conocidos como la masonería.
Al abordar en forma amplia la sexualidad dentro de la Iglesia, el papa hizo una diferencia entre delitos como el "abuso de menor" y los llamados "pecados de juventud", aseguró.
"Laicos, curas, monjas, cometen pecados y luego se han convertido. Cuando el Señor perdona, olvida todo", añadió.
Interrogado sobre el matrimonio gay y el aborto, dos asuntos a los que la Iglesia se opone con toda su fuerza, el papa respondió en forma breve y seca.
"Todos ustedes conocen perfectamente la posición de la Iglesia sobre ese tema", concluyó.
Asimismo, el Papa se mostró a favor de mayor rol de mujeres en la Iglesia, pero rechazó su ordenación.
"No se puede imaginar una Iglesia sin mujeres activas", dijo el Papa tras recordar que la entidad ya se pronunció en contra de esa opción: "Esa puerta está cerrada", reconoció.
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