Se trata de Joaquín Ibáñez compañero de conscripción de Luis Alberto Soldati, en Arsenal. Mencionó a los imputados Guerrero, Caballero y a un cura de apellido extranjero.
La primera testigo en declarar en la jornada del viernes fue
Clara Nélida Medina de Bianchi tiene 89 años. Entró al tribunal con un pañuelo
blanco en la cabeza, la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, filial Tucumán,
contó ante el tribunal cómo fue el secuestro y posterior búsqueda de su hijo,
Ramón Oscar.
El 15 de abril de 1976, un grupo de 12 personas armadas, con las caras
cubiertas, narices postizas y pelucas, entraron violentamente a su domicilio.
Buscaban "al terrorista Bianchi". Como no lo encontraron, sacaron de
la cama a su esposo, Francisco Rizo. Lo golpearon y se lo llevaron (poco
después, apareció en Tafí Viejo). Pero antes, contó, desvalijaron la casa.
"Hasta se comieron lo que había en la heladera", recordó
"Nelly".
Esa misma noche, secuestraron a Oscar, de 21 años, de la casa donde vivía con
su esposa, sus suegros, su cuñada y una amiga de la familia. Bianchi era
delegado estudiantil en la carrera de Bioquímica. Nunca más se supo de él,
aunque un testigo afirmó haberlo visto en el Arsenal.
Luego, declararon Marta Gómez, que estuvo el día del secuestro de Juan
Carreras, secuestrado adentro de la sede de la Facultad de Bioquímica de la
Universidad Nacional de Tucumán.
También lo hizo María Patricia Rizo, hermana de Ramón Bianchi. Por entonces tenía 11 años. Contó que “entraron una docena de personas, civiles y militares a casa algunos tenían la cara descubierta, otros no. Uno, con tonada cordobesa tenía una nariz de payaso”.
También habló sobre la búsqueda de su madre. Clara había hablado con el policía Figueroa, quien le dijo que Ramón seguramente ya estaba muerto. Mi “mamá buscó entre los cadáveres en el cementerio del Norte, también en Los Vázquez. Allí encontró cinco cadáveres en bolsas que estaban golpeados. Ambas mujeres recordaron que Monseñor Conrero no les quiso recibir una carta. El obispo nos maltrató y corrió.
Al retirarse Patricia el tribunal le preguntó si quería decir algo más. "Justicia por favor, nada más", respondió.
Otro de los testigos que declaró el viernes fue Joaquín Ibáñez, quien se presentó espontáneamente. Fue compañero de conscripción de Luis Alberto Soldati. Ibáñez cumplió servicio en el Arsenal Miguel de Azcuénaga.
Ibáñez vio que el 18 de mayo Luis Soldati había salido del Arsenal, luego un automóvil con el Teniente 1º Guerrero salió por atrás.
Una hora más tarde el auto de Guerrero volvió con Soldati “agazapado adentro, lo pasaron para el fondo”, expresó.
Además dijo que Soldati no fue un desertor, como sostiene la defensa. Entre los nombres de sus superiores, Ibáñez mencionó a los imputados Guerrero y Caballero.
A su vez sostuvo que al Arsenal ingresaban sacerdotes, además del capellán "iba uno de apellido extranjero (el imputado Mijalchyk)".
El testigo contó que al Arsenal ingresaba un camión blanco con leyenda 'Transporte higiénico de carne'. “Pasaba directamente para el fondo”. Cuando le preguntaron por disparos dijo: "era permanente escuchar eso".
Ibáñez vio cuando el padre de Luis y Carlos Soldati fueron a preguntar por Luis Alberto. Los atendió el imputado Caballero.
Por su parte la defensa aseguró que Ibáñez es infractor, que no habría realizado la conscripción. Las querellas y la fiscalía pidió mayor investigación sobre la presentación de la defensa.
Al respecto el TOF resolvió: “Sin perjuicio de la vista corrida a las partes y pendiente de sustanciación, atento a que el testigo Joaquín Enrique Ibáñez, al prestar testimonio ante este tribunal manifestó que prestó servicio militar obligatorio en la Compañía de Arsenales 5 Miguel de Azcuénaga entre el 20 de diciembre de 1977 y el 9 de marzo de 1979, sumado a que manifestó que al momento de la incorporación de su clase incurrió en infracción y que tiempo después de la incorporación de su clase, fue incorporado directamente a esa unidad militar referida, lo que aparentemente no coincidiría con la documentación remitida a este tribunal que alude a 25 soldados en el año 1978, ni tampoco con las listas presentadas por la defensa que refieren a 205 soldados en el año 1977 y 184 soldados en el año 1978, y sin que figure ningún efectivo incorporado en situación de infracción, el Tribunal considera necesario ordenar al Ejército Argentino informe en forma fehaciente si el aludido señor cumplió el servicio militar obligatorio en la Compañía de Arsenales citada en el período indicado, o si figura como cumplido el servicio militar en otra dependencia del Ejército Argentino”.
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