19/07/2013 - Iglesia

Teología de Liberación ¿casualidad o destino?

¿Cómo se medirá con el sur del mundo la Iglesia pobre soñada por el papa Francisco? ¿Cómo imaginará la Iglesia para los pobres el nuevo Papa cuando aterrice en Brasil, país símbolo de la Teología de la Liberación (TDL)? Estas son algunas de las preguntas de fondo en el primer viaje internacional del papa argentino Jorge Mario Bergoglio, del 22 al 28 de julio, entre Rio de Janeiro y Aparecida.

Por Giovanna Chirri

¿Cómo se medirá con el sur del mundo la Iglesia pobre soñada por el papa Francisco? ¿Cómo imaginará la Iglesia para los pobres el nuevo Papa cuando aterrice en Brasil, país símbolo de la Teología de la Liberación (TDL)? Estas son algunas de las preguntas de fondo en el primer viaje internacional del papa argentino Jorge Mario Bergoglio, del 22 al 28 de julio, entre Rio de Janeiro y Aparecida.

    La casualidad quiso que la primera visita apostólica del primer Papa latinoamericano de la historia fuera en Brasil.

    Francisco tomó el programa de viaje armado por su sucesor, Benedicto XVI, y agregó una etapa: el santuario mariano de Aparecida, el segundo más frecuentado de toda América Latina, luego del de la Virgen de Guadalupe, en México.

    En Aparecida, frente al episcopado latinoamericano en asamblea general, Benedicto XVI confirmó en 2007 la opción preferencial por los pobres de la Iglesia Católica.

    Era la V Asamblea General de obispos latinoamericanos, que en la edición de 1968 en Medellín había visto nacer la TDL. Y sobre la que se había debatido en Puebla en 1979, con Juan Pablo II.

   Brasil tiene un vínculo de doble filo con la TDL: brasileños son algunos de sus principales teóricos, desde los hermanos Leonardo y Clodovis Boff, a Erwin Kraeutler, Hugo Assmann y Frei Betto. Brasileño es el pedagogo Paulo Freire, con su movimiento para la alfabetización de los adultos, que influenció las comunidades de base.

    En Brasil tuvieron cuna y casa justamente las comunidades de base, nacidas en los 70 y 80 durante la lucha contra la dictadura militar, que dieron expresión a una Iglesia viva y cercana a los pobres.

    Pocas semanas antes de que Benedicto XVI estuviera en Aparecida, en 2007, la Congregación para la Doctrina de la Fe había sancionado a Jon Sobrino, otro teólogo de la liberación, jesuita como Bergoglio y cofundador de la Universidad de Centroamérica.

    La conferencia de Aparecida, en cuyo documento final trabajó Francisco con una posición destacada, por entonces arzobispo de Buenos Aires, confirmó la importancia para la evangelización de las Comunidades de base.

    Y la opción preferencial para los pobres repetida también en esa sede significativa por el papa Ratzinger en 2007, que tomaba aspectos de la TDL, depurada del análisis marxista.

    Es en ese cuadro que se coloca la teología del papa Bergoglio, influenciado en sus estudios teológicos por el jesuita argentino Juan Carlos Scannone, que otorga gran importancia a la religiosidad popular.

    El entonces cardenal Bergoglio, en ocasión del Bicentenario de Argentino, tomó posición sobre la necesidad de favorecer el renacimiento de la política y de la vida democrática de su país.

    En esa ocasión, profundizó el concepto de pueblo como comunión de personas que participa de la búsqueda del verdadero bien, del bello.

    En esa idea del pueblo se encuentra probablemente otro componente de la iglesia para los pobres soñada por Francisco.

    Primer Papa en no participar del Concilio, convertido sacerdote en 1969, Bergoglio con su sueño de una Iglesia pobre hace eco sobre un pilar del Concilio, que en la Constitución "Lumen gentium" habla de la secuela de Jesús, convertido para nosotros en pobre y en la pobreza y simplicidad apostólica de la Iglesia.

    Así el Papa latinoamericano puede dar vida a una nueva fase de la recepción del Concilio. Los días en Rio para Jornada Mundial de la Juventud quizás puedan decir algo al respecto en los próximos días.