Los trabajadores nuclados en varias centrales sindicales reclaman la reducción de la jornada de trabajo, el archivo del proyecto de ley que amplia el número de tercerizados y contra la reducción de pensiones.
Sindicatos y partidos polìticos de oposición bloquearon desde el comienzo del día once carreteras en cinco estados, incluyendo la Vía Dutra, la autopista más importante del país que une Río de Janeiro con San Pablo.
También fue interrumpido el camino que comunica San Pablo con las
ciudades del interior paulista y la vía que da acceso al puerto de
Santos, la mayor terminal marítima de América latina, consignó la
agencia de noticias EFE.
El sistema público de transportes opera normalmente en San Pablo y Río
de Janeiro por orden judicial, pero los conductores de colectivos
pararon en ciudades como Porto Alegre, Vitoria, Belo Horizonte,
Salvador, Manaos y Santos, y Porto Alegre y Belo Horizonte amanecieron
sin el servicio de trenes urbanos.
El llamado Día Nacional de Luchas fue convocado por los sindicatos para
adherirse a las protestas por mejores servicios públicos que sacudieron a
Brasil en las tres últimas semanas de junio y para presentar las
reivindicaciones propias de los trabajadores.
Los trabajadores de los bancos atrasarán la apertura de las puertas de
las entidades bancarias y los obreros petroleros interrumpirán sus
actividades pero sin paralizar la producción.
La jornada de protestas fue convocada por las principales centrales
sindicales de Brasil, incluyendo la Central Única de los Trabajadores
(CUT), Força Sindical, Unión General de los Trabajadores (UGT),
Coordinación Nacional de Luchas (Conlutas) y Central General de los
Trabajadores Brasileños (CGTB).
Demandas
Las principales demandas de los sindicatos son la reducción de la jornada de trabajo hasta 40 horas semanales, la modificación de una ley que reduce las pensiones de quienes se jubilan prematuramente y el pedido de que se archive un proyecto de ley que permite a las empresas ampliar el número de trabajadores tercerizados.
Algunos sindicatos también reivindican medidas para reducir la
inflación, que consideran como la principal preocupación de los
trabajadores actualmente, y exigen mayores inversiones públicas en
educación, salud y transporte.
La jornada de lucha, sin embargo, divide a los propios sindicalistas
entre los que piden apoyar a la presidenta Dilma Rousseff y los que
acusan al gobierno de no atender las reivindicaciones de los
trabajadores.
La CUT, la mayor unión de sindicatos del país y controlada por el
Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece Rousseff, alega que
las manifestaciones tan sólo buscan presentar la "agenda de
reivindicaciones" de la clase trabajadora "en el momento particular que
vive la Nación".
La Força Sindical, por su parte, exige la destitución del ministro de
Hacienda, Guido Mantega, a quien responsabiliza de orientar una política
económica que, en su opinión, ha permitido que la inflación corroa el
salario de los trabajadores.
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