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11/07/2013 - Mundo

Nacidos primeros hijos de jihadistas

Las jóvenes tunecinas partidas hace meses hacia Siria, con el único fin de regalar a los guerrilleros contra el régimen de Bashar al Assad algunos momentos de intimidad, están volviendo a sus casas para dar a luz a los hijos nacidos de esas relaciones fugaces.

La maternidad no es en este caso el objetivo de una realización personal, sino más bien la exteriorización de un drama que las marcará de por vida, tanto como a sus hijos.

En árabe se usa una fórmula extraña -jihad al nikah- para definir este tipo de uniones que duran el tiempo de una relación sexual, repetidas quién sabe cuántas veces para estas jóvenes que las afrontaron convencidas de que a eso las llama su religión y su adhesión a una "guerra santa".

Un concepto lejano para las muchachas tunecinas, que no vivieron ni fueron testigos de guerra alguna en su país.

Sus hijos, no sólo nacidos fuera del matrimonio (algo gravísimo en el Islam), sino de quienes además no se conoce el padre, están destinados a ser -como se dice en Túnez- sólo "X" sin padre, sin apellido, sobre todo sin familia.

Todo porque sus madres chocan con el repudio de sus padres, sus hermanos y hermanas, que pese a ser musulmanes convencidos y militantes nunca podrán soportar esa vergüenza.

Desde hace meses, cuando la fórmula de la "jihad al nikah" -caída en desuso y exhumada en los últimos tiempos por la guerra en Siria- se hizo tristemente célebre en Túnez, muchas organizaciones humanitarias están luchando para interrumpir el flujo de jóvenes que llegan a Siria pasando por Egipto y Turquía.

Pero es una batalla difícil, casi imposible de ganar porque choca sobre todo con el rechazo de las familias a salir a la luz, además de la fuerte presión psicológica que los imanes y predicadores salafistas ejercen en mezquitas y otros puntos de reunión religiosa.

Así muchas de esas jóvenes son convencidas de que su cuerpo es poca cosa frente a la grandeza de una "guerra santa".

Quienes lograron eludir esta cadena de fanatismo y fragilidad contaron sobre religiosos que saben cómo convencer a muchachas de carácter débil y que, más aún, proceden de familias integristas.

La seducción de la palabra tiene para ellas un peso mucho más fuerte que el dinero que embolsan sus coetáneos varones, que van a la guerra contra el "diablo" Assad, pero con los bolsillos llenos de dólares.