Hace un año María de Villota tenía las ilusiones intactas y derrochaba felicidad dentro y fuera de un coche en su intento de comerse el mundo, pero un accidente que a punto estuvo de costarle la vida cambió su presente, su futuro y su rostro.
"¿Si volviera a nacer cambiaría mi vida? Realmente no. He luchado por lo que he amado, el mundo del motor. Así que si volviera a nacer mi historia se volvería a repetir. Lo que pasa es que tengo mis secuelas, que son los rastros de mi historia. Y estoy muy orgullosa de mi historia", dijo en una entrevista con dpa De Villota, que perdió su ojo derecho tras múltiples operaciones a raíz del fatal choque en el aeródromo de Duxford el 3 de julio de 2012.
"Veo mis cicatrices como mis galones", añadió la española, que disfrutaba hace un año de su primera temporada como piloto probadora de una escudería de Fórmula 1, Marussia.
Ya no podrá volver a subirse a un bólido de carreras, se le cerró la puerta de todo por lo que luchó. Sin embargo, esta rubia de 33 años se siente ahora más viva que antes. Lleva un parche en el ojo, pero esa fina tela no esconde nada de lo que lleva por dentro.
¿Le cuesta volver al ritmo del día a día?
Hacer una cosa un día es muy llevadero. Lo malo es cuando se acumula. Eso es lo difícil. Me cuesta más que antes, me canso más, tengo dolores de cabeza... Tengo que medir bien mis esfuerzos y suena quizá un poco fuerte, pero necesito concentrarme más en las cosas que hago. Ahora tengo que estar más tranquila y con más atención.
¿Cómo se levanta cada mañana?
A tope de "power" como dice un amigo mío. Como duermo regular, no es que me levante eufórica, pero después del café ya tengo bastantes energías. Es que (el accidente) es algo que ya no va a cambiar. Cuando te pasa algo tan bestia, cuando sientes que has tenido una segunda oportunidad en la vida, te olvidas de las cosas que antes te parecían problemas y te dedicas a disfrutar la vida mucho más. Tienes más energía y también partes de cero y eso en la vida, aunque no lo parezca, te quita un gran lastre.
¿En qué momento aceptó que ya no volvería a pilotar un coche de carreras?
Es un proceso. No hay un día, pero sí recuerdo momentos clave. Cuando acepté lo que me había pasado, mis secuelas, como parte de mi historia, como parte de mi tristeza fue muy importante para mi vida. Veo mis cicatrices como mis galones. ¿Si volviera a nacer cambiaría mi vida? Realmente no. He luchado por lo que he amado, el mundo del motor. Así que si volviera a nacer mi historia se volvería a repetir. Lo que pasa es que tengo mis secuelas, que son los rastros de mi historia. Y estoy muy orgullosa de mi historia.
Parece que no lo considera mala suerte, sino como parte del destino.
El otro día fui a un bar y me dijo un señor: "Me alegro de que estés bien". Y yo le contesté: "Es que he tenido muy buena suerte". Y él me dijo: "Suerte es que no te hubiese pasado nada". Tiene toda la razón, pero yo estoy viva. Y estoy fenomenal de cabeza, que para mí es lo más importante. Soy una persona independiente y fuerte, tengo muchísimos proyectos en mente y me siento plena.
¿Tiene miedo a algo después de lo que vivió?
No, en principio tuve miedo de que a la persona que yo quería no me correspondiese, porque las mujeres tenemos siempre en lo físico un arma importante para nosotras. Yo tenía miedo cuando me miré por primera vez y pensé que nadie me fuera a querer a mí. Más que nadie me importaba una persona en concreto.
¿Y la sigue queriendo?
Y me sigue queriendo. No sé si más, al menos igual. Con eso me conformo. Pero sabes que tu familia te va querer igual tengas un ojo o ninguno. Tenía proyectos futuros: quiero ser madre, esposa, quiero tener la familia que yo he tenido. Eso sí me preocupaba, pero ahora ya no.
¿Cómo sintió la reacción de la gente?
Ha sido increíble, me sorprendió ya cuando estaba en el hospital y me lo contó mi familia. Para mí fue muy importante sentir ese cariño, ese respeto. He sido una privilegiada. La gente me habla por la calle, cuando compro el pan, conocidos, no conocidos, da igual. Me dicen: ¡María!
El accidente hizo que muchas personas a las que no les gusta el motor ni la Fórmula 1 conocieran a María de Villota.
Ahora soy más María de España o María del Mundo. He recibido mucho cariño de todo el mundo. Antes me conocía la gente de mi mundillo y ahora he llegado a conectar con todo el mundo que vive la vida real, la de los problemas y los momentos duros.
Después de todo sigue queriendo estar ligada a los coches: ¿hasta dónde llega su pasión al motor?
Es difícil cambiar a una persona. Después de todo, a mí no me puedes quitar algo que yo amo. Para mí este accidente no supone ningún miedo ni ninguna factura pendiente porque no dependió de mí. Fue un accidente, no estaba en mis manos el evitarlo. El mundo del motor sigue ahí y lo único que me puede alejar de él es considerar que tengo cosas más importantes que hacer y entonces el termómetro dirá. El motor es imprescindible para mí para, en los momentos duros, frivolizarme un poco.
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