La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, envió ayer al Congreso un proyecto de una inédita reforma política mediante la realización de un plebiscito, empujada por la voz de las calles para una renovación de las instituciones y con la idea de aumentar la "democracia participativa".
La mandataria realizó sugerencias sobre cinco temas a ser sometidos a la aprobación popular en el plebiscito sobre reforma política propuesto.
"Es imprescindible un amplio e inmediato esfuerzo conjunto
para la renovación del sistema político brasileño", dijo
Rousseff en el texto del proyecto en el que convoca al
plebiscito con cinco puntos.
Un plebiscito sobre la reforma política podría ser llamado a
partir de septiembre, informó hoy la justicia electoral, pero
según analistas, ese plan transformador dependerá de cómo el
gobierno pueda articular fuerzas en el Congreso.
El proyecto para una consulta popular enviado por el gobierno
incluye cuestiones sobre si la financiación de campañas será
pública o privada, si habrá voto proporcional en lista o
distrital por persona, el voto secreto en la sesiones del
Congreso, el fin de las suplencias para senadores en comisión y
el fin de las alianzas partidarias en elecciones proporcionales
como las de diputados.
"Las manifestaciones demuestran la fuerza y el carácter
irreversible del proceso de una democracia participativa en el
país, requiere nuevas formas de actuación de los poderes del
Estado, tanto para ampliar derechos individuales y colectivos",
dice el mensaje de la primera presidente mujer del país.
La reforma política mediante plebiscito cuenta según la
empresa Datafolha con el 68% de adhesión popular. El gobierno
había propuesto una Asamblea Constituyente específica pero la
presidenta debió retroceder la semana pasada sobre esa cuestión,
luego de que la objetara el socio Partido del Movimiento de la
Democracia Brasileña (PMDB), del vicepresidente Michel Temer.
La oposición que apuntala la candidatura del senador Aecio
Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB),
había calificado de "golpista" una Constituyente específica que
no esté vinculada a los miembros del Congreso actual.
La propia presidenta en cadena nacional, luego de dos semanas
de fuertes protestas -las más multitudinarias en más de 80
ciudades-, propuso un pacto a los gobernadores en los que
incluía una consulta popular sobre la reforma política. La
oposición, en cambio, apunta a un referéndum por 'sí' o por 'no'
con cuestiones ya resueltas por el Congreso y rechaza los
planteos de un plebiscito.
"La consulta popular es recomendable cuando las formas de
representación política dan señales de que necesitan ser
renovadas", dice el proyecto de Rousseff entregado por Temer y
el ministro de Justicia, José Cardozo, al titular del Senado,
Renán Calheiros, hombre fuerte del PMDB del ex mandatario José
Sarney.
La presidenta recordó que la Constitución de 1988 establece
los mecanismos de consulta popular pero que estos fueron usados
pocas veces en 25 años.
El oficialismo quiere aprobar el proyecto para que se vote antes de las elecciones presidenciales de octubre 2014, en las cuales la presidenta Dilma Rousseff se juega la reelección. La crisis trituró la popularidad y la intención de voto de Rousseff, según una encuesta del pasado fin de semana.
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