Dykenteins, de Susana Cook es una obra en homenaje a Frankestein pero con una mirada militante desde la comunidad LGBT. Gags, gortesco, caricaturesca, divertida y kitsch. Buenas actuaciones y una crítica pornográfica al machismo, la hipocresía, la marginación. El fracaso científico. Sábado a las 22, domingo a las 21.
Por Sebastián Ganzburg
Dikestein, de Susana Koss llevada a escena por el Grupo La 5A pata y dirigida por Marcos Acevedo es una apuesta arriesgada. Con humor, pornografía discursiva, toques melodramáticos, estética kitsch se crítica a una sociedad hipócrita, llena de tabúes, prohibiciones, prejuicios.
La acción se desarrolla en el laboratorio de la doctora Dykenstein (Huerto Rojas Paz), una científica que al ser abandonada por su novia Elizabeth (Juliana González) decide clonarla, a partir de una muestra de sangre que deja olvidada. La actriz genera un papel caricaturesco, lleno de comicidad y drama. Actuación difícil y bien lograda. González, por su parte es una lesbiana de onda hippie.
Carlos, el sepulturero cristiano, (Luis Balderrama) es quien provee de las partes humanas para desarrollar el experimento. Un Igor grotesco que se debate entre el dinero y su ética cristiana. Un personaje colorido.
Los ayudantes de Dykestein son Sánchez (Guido Guerrero) y Loretto (Barby Guamán). Guerrero logra una actuación memorable, llena de humor, oficio y protagonismo. Personaje entrañable. Guamán es una mujer u hombre, la obra siempre juega con esa categoría, con un corazón inmenso, básica desde lo mental. Actuación simple y lograda.
Mientras se lleva a cabo el experimento, llega al laboratorio el doctor Hildebrán (Claudinna Rukone). Siempre vestida de mujer y femenina, en el discurso es hombre. Rukone logra una interesante presencia escénica.
El experimento es un fracaso. Dykenstein quería una lesbiana y resulta ser un monstruo heterosexual. Protagonizado por Popi Cabrera, divierte gentilmente. Pero por si esto no fuera poco, otra criatura más se crea, ya que la Criatura pide un marido, personaje a cargo de Marcos Zerda. Una actuación impecable, un machista desesperante y grotesco.
Múltiples personajes en un escenario divido en dos: un laboratorio con dos pisos. Acevedo, en este caso juega con una puesta sobrecargada, efectos sonoros, proyecciones audiovisuales y múltiples focos para el espectador.
El final es dramático, aunque nunca deja de ser divertido. Una obra militante, diversa y muy divertida. Siempre desde el absurdo.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff