AMPLIAR Paula Cooper

21/06/2013 - Estados Unidos

Libre después de tres décadas

A los 16 años, Paula Cooper se convirtió en la persona más joven en ser condenada a muerte en los Estados Unidos. Hoy, 27 años después, tiene otra oportunidad, ya que el Departamento de Prisiones de Estados Unidos la liberó este lunes y le dio 75 dólares para “ayudarla a empezar”.

Paula fue acusada de asesinar de 33 puñaladas a una profesora de religión de 78 años junto a tres compañeras para posteriormente saquearle la casa. El hecho ocurrió el 14 de mayo de 1985 en Indiana y el crimen horrorizó a los Estados Unidos. Pero a pesar de la atrocidad del crimen, movimientos opositores a la pena de muerte en todo el mundo salieron a clamar por ella y hasta el entonces papa Juan Pablo II pidió clemencia por la chica.

En estos 27 años, la Justicia le conmutó primero la condena y luego se la redujo, y en 2005, el Tribunal Supremo de Estados Unidos declaró inconstitucional la condena a muerte a los menores de 18 años. Esto le permitió a Cooper recuperar la libertad y abandonar la prisión de Rockville Correctional Facility en un auto estatal y vistiendo ropa donada.

El crimen. El 14 de mayo de 1985, Paula Cooper, por entonces de 15 años, y junto a tres amigas adolescentes fue hasta la casa de Ruth Pelke en Gary, Indiana, con la excusa de tomar clases de religión. Antes, según se desprendió en el juicio, las chicas habían tomado alcohol y fumado marihuana. La mujer las dejó entrar y apenas les dio la espalda, una de ellas le rompió un jarrón en la cabeza y Paula terminó matándola de 33 puñaladas, sobre todo en el pecho y el abdomen. Luego, junto a sus cómplices, le desmanteló la casa y las cuatro huyeron en el auto de la propia víctima.

Las tres cómplices recibieron condenas de entre 25 y 60 años, pero la joven, que se declaró culpable de asesinato, fue condenada en julio de 1986 a morir en la silla eléctrica, al considerar la fiscalía que el delito era “indescriptiblemente cruel y fue previamente planificado".

Y aunque mucha gente defendió la condena, organizaciones de derechos humanos y opositores a la pena de muerte de todo el mundo comenzaron a hacer cruzadas para que la joven saliera del corredor de la muerte. Y muchos consideraron incluso que la condena había sido motivada por una cuestión racista.

Incluso el papa Juan Pablo II pidió en 1987 clemencia por la joven ante el gobernador de Indiana, Robert Orr, y un año después, un cura procedente del Vaticano entregó más de dos millones de firmas como protesta a la sentencia.

La movilización mundial derivó en que el Tribunal Supremo de Indiana cambiara la sentencia de Cooper de pena capital a 60 años de prisión. Y la ley Estatal elevó de 10 a 16 años la edad mínima para la pena de muerte". En 2005, el Tribunal Supremo de Estados Unidos declaró inconstitucional condenar a la pena capital a los menores de 18 años.

En todos estos años en la cárcel, Paula se vio involucrada en unas 23 situaciones problemáticas, aunque menores. Pero también estudió, entrenó a perros guía para los discapacitados y trabajó como consejera de otras reclusas en el Rockville Correctional Facility, la prisión de mujeres más numerosa de Indiana.

"Todo el mundo tiene la responsabilidad de hacer el bien o el mal, y si haces mal, tiene que ser castigado. La rehabilitación empieza por ti, si no estás listo no podrás recuperarte", afirmó la propia Cooper en una entrevista concedida al “Indianapolis Star”.

Por su parte, el nieto de la mujer asesinada, Bill Pelke, consideró suficientes las casi tres décadas que Cooper pasó en prisión y dijo que la perdona por el crimen. "Ahora, lo que me preocupa es que se asiente y encuentre un trabajo", afirmó.

"Comencé a pensar sobre la vida de mi abuela y las cosas maravillosas sobre ella y me di cuenta de que no quería que Paula muriera, quería ayudarla", explicó Bill, según reprodujo la CNN.

Ambos se conocieron personalmente en 1994 y desde entonces mantienen un contacto frecuente. "Estoy contento de que salga y le deseo lo mejor. Se supone que me llamará cuando salga y nos encontraremos e iremos de compras", agregó, dando por concluida una historia que horrorizó a Indiana y provocó controversias en todo el mundo.