“Dykenstein (Sexo, horror y tragedia del cerebro heterosexual)” de Susana Cook, a cargo del grupo La 5A Pata y con dirección de Marcos Acevedo continúa en cartel en la Sala El Árbol de Galeano, Virgen de la Merced 435.
Jueves y viernes a las 22.30.
La obra tiene acción en el laboratorio de la Dra. Dykenstein (Huerto Rojas Paz), una científica que al ser abandonada por su novia Elizabeth (Juliana González) decide clonarla, a partir de una muestra de sangre que deja olvidada. Para ello contará con la colaboración de Carlos “el sepulturero cristiano” (Luis Balderrama) que le provee de las partes humanas para desarrollar su experimento. Cuando junto a sus ayudantes Sánchez (Guido Guerrero) y Loretto (Barby Guamán) se disponen a empezar reciben la misteriosa visita del Dr. Hildebrán (Claudinna Rukone) que desea unir esfuerzos con Dykenstein. Sin embargo, todo resulta un fracaso, ya que cuando la Criatura(Popi Cabrera) nace pide que le construyan un marido (Marcos Zerda).
Sobre la base de esta disparatada idea, la obra rinde tributo a la novela romántica Frankenstein de la autora británica Mary Shelley, abordándolo desde un tono paródico. La parodia como género implica la ridiculización de lo heroico, supone una burla pero al mismo tiempo rinde tributo y homenaje. Desde una postura desenfadada, el espectáculo, aborda bajo una aparente superficialidad aportada por la mirada burlona y humorística, una serie de reflexiones sobre controvertidas temáticas como la ética científica, las relaciones humanas, el aborto, los valores sociales en torno a la homosexualidad y la normalidad, lo monstruoso y lo humano, la fe y la religión. El texto dramático está construido desde una irreverente comicidad que recurre al grotesco y se apoya tanto en gags verbales como visuales, y en el desarrollo de situaciones que coquetean con lo inverosímil y el absurdo; produciendo como resultado un género híbrido donde se aglutinan la tragedia, la comedia, el lenguaje pornográfico y el melodrama.
Los personajes:
Como personaje, Dykenstein comparte con Víctor Frankenstein la condición de anti-héroe: ambos fracasan en sus experimentos, pero la monstruosidad de Tiger Lily y El Marido radica en la certeza y eficacia con la que opera el sistema en su afán de asimilar lo diferente, en el sentido de volverlos semejantes y también digerirlos, neutralizando su poder de transgresión. La burla tiñe la descripción que la autora hace del ámbito científico, a través de los ayudantes Loretto y Sánchez y de la Dra. Hildebrán, en el que imperan valores superficiales como la fama, la notoriedad y la prosecución de títulos y becas. En Carlos, el sepulturero cristiano, se conjuga potenciada la hipocresía y el cinismo, el sujeto comercia con partes humanas pero anhela el perdón y se encomienda a él para ser salvado. El cuadro de la relación amorosa entre Dykenstein y Elizabeth no dista demasiado a la de la historia original; la autora nos advierte de este modo que el desencuentro de las relaciones humanas no conoce de orientaciones sexuales y se manifiesta en toda ocasión en la que los individuos privilegian sus necesidades personales por sobre el vínculo con el otro.
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