Rafael Correa comenzó ayer su tercer período al frente de Ecuador, país que gobierna desde 2007. En una ceremonia realizada en Quito, y con la presencia de diversas autoridades de América, Correa asumió el cargo que lo tendrá en el poder hasta 2017, tras vencer con el 57,17 por ciento en las elecciones de 2013.
El jefe de Estado tendrá a su favor un Parlamento donde 100 de los 137 congresistas forman parte de su coalición, lo que hace prever que su mandato será tranquilo y podrá aprobar las leyes que espera despachar.
En su extenso discurso ante la Asamblea Nacional, tras cumplir con el juramento formal del cargo, Correa renovó sus cuestionamientos a los medios hegemónicos y a la Corte Interamericana de los derechos Humanos (CIDH), destacó a su país como "el que más redujo la desigualdad" y puso de relieve los "profundos y positivos cambios" en lo político, lo económico y lo social.
El comienzo del nuevo mandato se dio ante una decena de jefes de Estado,
vicepresidentes, cancilleres, delegaciones gubernamentales y de
organismos internacionales, que aplaudieron a un Correa vestido de terno
oscuro y camisa con bordados indígenas, y con la banda presidencial con
la leyenda "Mi poder en la Constitución".
Correa llegó al recinto de la mano de su esposa, la belga Anne Malerbe, y
acompañado de dos de sus hijos, Anne Dominique y Miguel Rafael. Sofía,
su tercera hija, está en Francia, donde cursa estudios universitarios,
según consigna la agencia Andes.
En su alocución, el mandatario subrayó que Ecuador es una de las
economías "más dinámicas de América Latina", con un crecimiento promedio
en los últimos años de 4,3 por ciento, y destacó que en su Gobierno más
de un millón de ecuatorianos dejaron de ser pobres. "Vencer la pobreza
debe ser un imperativo moral", afirmó.
Ganador en primera vuelta en los comicios de febrero y con una mayoría
de 100 sobre 137 bancas en la AN, Correa rechazó las "aberrantes"
diferencias en la concentración del ingreso en la región que impiden
"una vida digna" a la población y se declaró "orgulloso" de que Ecuador
sea el país que "más reduce desigualdad" en América.
"Hasta que la pobreza sea borrada de la patria grande, por esa segunda
independencia, luchamos y avanzamos", expresó, y volvió luego a la idea
de la unidad regional, al poner de relieve que su país "ya no está solo
contra el mundo, porque quedan millones de Kirchner, millones de Chávez
para continuar con el sueño de la Patria Grande".
Consideró luego a la Corte IDH como "un instrumento de política exterior
de los Estados Unidos", un lugar que también le asignó a la OEA, y
lamentó que algunas organizaciones "tratan peor a los gobiernos
democráticos que a las dictaduras que devastaron a América Latina".
"Es irracional que incumplan descaradamente las cartas de derechos
humanos con un bloqueo injustificado a Cuba. No permitiremos que la
burocracia se coloque encima de nuestros estados, y tampoco estamos
dispuestos a ser colonia de nadie", expresó.
En la misma línea, dejó en claro que la región "no permitirá una misión
política de doble moral" y celebró que América Latina es "digna,
soberana y ya no es patio trasero de nadie".
Después, se quejó por el "linchamiento mediático de los poderes fácticos
y la burocracia de siempre" contra Ecuador y se pronunció en favor de
un "control social" sobre los medios de comunicación, a cuyo rol le
dedicó un buen tramo del discurso.
Lamentó el mandatario que se quiere mitificar a los periodistas como
"heroicos luchadores contra gobiernos despóticos que no aguantan ninguna
crítica", cuando "la verdad es que la realidad de América Latina es más
cercana a gobiernos con una inmensa legitimidad democrática, jugándose
hasta la vida por superar las injustas estructuras, perseguidos
inmisericordemente por periodistas sin escrúpulos y por un poder
mediático muchas veces mayor al poder mismo del Estado".
Entre los abusos de la prensa, Correa reseñó es que "no informa sobre
conflictos sino que los buscan, los inducen, los crean, los anhelan para
vender más periódicos, y en el caso de gobiernos insumisos, como el de
Ecuador, para sojuzgarlos".
"Creemos en la construcción de medios plurales que expresen las
distintas voces de la ciudadanía; medios comunitarios, públicos y
privados. Creemos en la democratización del espectro radioeléctrico,
promovemos la generación de una ciudadanía crítica que pueda exigir su
derecho a la información y comunicación y ejercer el control social
sobre los medios para que no abusen de su poder", dijo.
Al volver a su tarea al frente del Ejecutivo, ratificó que está "para
servir al pueblo" y cambiar "las relaciones de poder en función de las
mayorías", y enumeró el aumento en la inversión pública, la
renegociación de la deuda externa y la renegociación de los contratos
petroleros como logros.
Pidió a su equipo de trabajo mucha más eficiencia para avanzar en el
plan de gobierno "sin prisa, pero sin pausa" y al ratificar que esta
será su último período -lo obliga la Constitución y ya anunció que no
buscará modificarla- se oyó en la sala un rotundo "¡No!" de los
presentes.
El juramento se lo había tomado la presidenta de la Asamblea, Gabriela
Rivadeneira, la primera mujer al frente del legislativo, un rato después
de que Paulina Aguirre, ganadora del Grammy Latino 2009, cantara el
himno y el grupo "Niños Cantores del Pueblo" interpretaron "Cómo será la
Patria".
Después, Correa fue en un auto descubierto hacia el Palacio Carondelet,
donde encabezó un almuerzo con las delegaciones extranjeras y más tarde
fue la figura de un acto de "posesión popular" que se realizó en el
Parque Bicentenario, en el exaeropuerto de Quito.
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