Recordaron el segundo año de su creación con acciones en las que reiteraron sus demandas por un modelo económico y político justo. Además hubo talleres y obras de teatro.
El movimiento de los indignados celebró hoy su segundo aniversario con una fiesta popular en Madrid y acciones en distintas ciudades de España en rechazo a las políticas neoliberales y en demanda de un modelo económico y político más justo.
Dos años después de su irrupción y sin la intención de convertirse en una alternativa política, los “indignados” españoles continúan con su labor de presión, aunque con menor fuerza, y volcados a la sensibilización con el objetivo de producir un cambio social y político.
“Vamos a seguir rescatando a personas, frenando desalojos e interpelando a las instituciones”, aseguró hoy Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH), uno de los grupos más activos y visibles del movimiento indignado o 15M.
Tenemos que recuperar la democracia y ejercerla en primera persona. Pero un movimiento ciudadano no tiene por qué convertirse en partido político”, añadió Colau en declaraciones a la radio Cadena Ser.
“No somos mercancías en manos de políticos y banqueros” fue el eslogan de la manifestación que, en vísperas de las elecciones municipales y regionales de España, el 15 de mayo de 2011 (de ahí toma el nombre 15-M), dio inicio a una acampada en la Puerta del Sol de Madrid.
La movilización tuvo réplica en otras ciudades y luego se convirtió en un movimiento heterogéneo que se expandió como pólvora en España y el mundo.
Tras las elecciones de noviembre de aquel mismo año, Mariano Rajoy, líder del derechista Partido Popular (PP), llegó al poder en España y no sólo profundizó el ajuste, sino que implementó una reforma laboral y política neoliberal que dejaron el desempleo en el 27% de la población activa, unos 6,2 millones de desocupados.
Desde entonces, los indignados perdieron cierto impacto a nivel de movilización aunque ganaron terreno en los barrios y comenzaron a trabajar con iniciativas más concretas como las de la PAH, plataforma que ya existía y que adquirió una gran notoriedad.
La PAH, gracias a un amplio apoyo de los indignados, consiguió frenar cientos de desalojos por impago inmobiliario y forzó al PP, con mayoría absoluta en el parlamento, a debatir una iniciativa que no prosperó y que pedía la dación en pago, en decir, que la deuda hipotecaria contraída con un banco se cancela con la entrega de la vivienda.
Otras iniciativas importantes que surgieron de los indignados son una Auditoria de la Deuda Pública, un tribunal para juzgar el papel de los bancos en la actual crisis económica y financiera, y las cooperativas integrales como la catalana, que cuenta con más de mil socios y tiene una moneda propia de intercambio, el “eco”.
El encuentro, que incluye talleres, obras de teatro y otras actividades, tiene lugar en el parque de Arganzuela y se clausurará con una “marcha animada” hasta la Puerta del Sol, emblema del movimiento.
La marcha coincide con una nueva protestas de sector público sanitario, la llamada “marea blanca” contra los rectores implementados por el gobierno regional de Madrid.
En el caso de Barcelona, otro de núcleos duros de las acciones de los indignados, se están llevando a cabo distintas actividades.
Un grupo liderado por los “yayoflautas” –los ancianos del movimiento- recorrió el centro de la ciudada denunciando a los “bancos malos”, y están previstas acciones “sorpresas” por parte de la PAH y la plataforma de apoyo a la sanidad pública.
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