Rodrigo Ibarra es electricista general y se desempeña en el Departamento Máquinas del transporte ARA “Bahía San Blas”, que navegó en la Antártida desde enero hasta fines de marzo.
Los marinos argentinos brindaron apoyo logístico a la Marina de Brasil y trabajaron mancomunadamente en las tareas de reconstrucción de la estación antártica Comandante Ferraz –que quedó destruida por el incendio que sufrió el año pasado- en el marco de la operación “Fraternidad Antártica I”.
Una de las misiones del “San Blas” fue trasladar 43 contenedores desde el puerto de Punta Arenas (Chile) hasta Ferraz, por lo que, en un principio, el buque viajó desde su apostadero en Puerto Belgrano al país trasandino.
Primero se trabajó en el alistamiento para que el transporte de la Armada estuviese en condiciones de realizar las tareas operativas asignadas en la Antártida y en Chile. Para ello era indispensable el buen funcionamiento de las grúas que dependen del Departamento Máquinas, en el que trabaja Rodrigo.
Ya en el continente blanco, el “San Blas” se ubicó en el fondeadero Visca de la Bahía Lasserre y brindó servicio a flote y tareas de apoyo además del traslado de personal en embarcaciones menores.
“Fue hermoso conocer y trabajar en la Antártida. Me enseñó a ver las cosas de manera diferente y a comprender lo importante de trabajar en conjunto”, valoró Rodrigo sobre su nueva experiencia.
Lejos de su Tucumán natal
Como un padre para Rodrigo, su abuelo fue quien lo
incentivó a formar parte de la Armada
Argentina inscribiéndose en la Delegación Naval de Tucumán.
Egresó de la Escuela de Suboficiales en febrero del 2010 con la especialidad electricista y su primer destino fue el “San Blas”, donde aún permanece.
Durante su estadía en la escuela Rodrigo recibió una noticia que no se esperaba, su abuelo falleció en Tucumán. “Pienso que la mejor manera de recordarlo es seguir adelante y haciendo esta carrera de la que él se sentiría orgulloso”, expresó.
“El haber ingresado a la Armada se lo debo a él y tengo un agradecimiento especial al ingeniero Gustavo Villagra, quien fue mi profesor en la Academia General Belgrano de Tucumán, donde realicé la preparación para mi ingreso”, destacó Rodrigo.
Aunque lleva sólo 3 años en la Institución considera que la Armada le aporta valores como el respeto al otro y el aprecio a la familia. “Es un gran cambio de vida para quienes formamos parte de la Fuerza”, contó.
Rodrigo reside actualmente en Punta Alta, ciudad cercana a la Base Naval Puerto Belgrano, donde se encuentra el transporte de la Armada mientras sus seres queridos –madre, hermanos y amigos- viven en Tucumán.
Por eso, el alejamiento de su familia fue lo que más le costó al principio, también extraña los paisajes de su provincia natal.
“De Tucumán extraño todo; siempre que regreso nadie quiere que me vaya, hasta me cuesta acostumbrarme al frío de Punta Alta cuando vuelvo; me cuesta todo, pero esto es lo que elegí”, concluyó el cabo de la Armada.
Fuente gacetamarinera
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