La edición crítica de Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal, tercer volumen de la colección de Ediciones Académicas de Literatura Argentina del XIX y XX que incluye un estudio preliminar y notas a cargo de Javier de Navascués, manuscritos inéditos del autor y la correspondencia que mantuvo con Julio Cortázar, se presenta en la Feria del Libro.
Este extenso volumen se inicia con comentarios sobre la génesis de la obra en 1930 cuando un joven e inseguro Marechal que vivía en París planeaba una novela donde hablaría de Buenos Aires.
Le siguen comentarios sobre las críticas teñidas de prejuicios ideológicos y políticos que recibió cuando la novela apareció en finalmente en 1948, bajo el sello Sudamericana.
"Las pocas reseñas que se le dedican son muy negativas; en Sur se la juzga de mala copia del Ulises joyciano", cuenta Navascués. "Sólo se levantó una voz discordante: la de Julio Cortázar, quien firmaba un artículo laudatorio en la revista Realidad, pero su defensa, por muy talentosas que fuera, no pudo impedir que una conspiración de silencio rodeara la obra durante más de 15 años".
La operación de rescate en 1965 y tras la publicación de El banquete de Severo Arcángelo fue fulminante. "Leída en un contexto renovador, se saluda a la novela como el principal antecedente de la nueva narrativa hispanoamericana; hasta los críticos más ácidos se ven obligados a matizar sus juicios".
Esa primera buena reseña de Cortázar fue el primer paso para un intercambio epistolar entre los escritores y un breve estudio sobre la relación entre Adán Buenosayres y Rayuela (1963). Ambas, sugiere Navascués, "se construyen a partir de la búsqueda de un paraíso, de modo que sus protagonistas deambulan por las calles de Buenos Aires o París tanteando una salida existencial a su desconcierto".
La correspondencia entre Marechal y Cortázar, que data de 1965, era hasta ahora era inédita y allí ambos delinean amistosamente un panorama de las letras, a partir de la publicación de Rayuela y su éxito; pero también disgregan sobre la no existencia del espacio en el orden intelectual y de la poca importancia del tiempo, porque "lo único importante es recibir en cualquier momento de la vida una carta como la suya", agradece Julio.
"A mi entender, escribe Leopoldo, La Rayuela (sic) y Sobre héroes y tumbas, de Sabato, son los dos monumentos de nuestra narrativa que se yerguen, insólitos y ariscos entre las pequeñeces que dejó ese género literario en nuestra última década".
"Poco o nada importa el juicio «crítico» a dos o tres columnas, sea favorable o negativo; algunas cartas de gente joven, algunos testimonios inesperados y conmovedores, y ahora esta carta suya, me pagan con creces un trabajo de años. Pienso que usted lo comprenderá muy bien, porque nos marcó un rumbo con Adán...", le responde Cortázar.
Además, esta edición de 768 páginas da cuenta, por primera vez, de los diez manuscritos previos, facsímiles de los dibujos y cuadernos de notas que redactó Marechal alrededor de su novela e incorpora un aparato de ricas notas que definen a este libro como una obra maestra de la literatura argentina.
Adán Buenosayres, novela clave de la vanguardia argentina que oscila entre lo realista y lo simbólico, revela una epopeya de lo cotidiano a partir de que Adán sale de su casa de Villa Crespo y enfrenta una serie de peligros.
Mediante el viaje, motivo narrativo milenario desde la Odisea, la novela quiere expresar "un simbolismo de realización espiritual del héroe hasta la prueba definitiva, el encuentro con el Cristo de la Mano rota", escribe el catedrático de la Universidad de Navarra, responsable del solvente estudio que toma cientos de citas bibliográficas.
Y esta idea se refleja en Claves de Adán Buenosayres, un libro que reúne varios artículos, donde Marechal subraya los puntos que estructuran la obra: la concepción como una epopeya de la vida cotidiana; el empleo consciente del simbolismo; el viaje como realización espiritual del héroe; el humorismo como disfraz de las cuestiones metafísicas y la adopción de influencias literarias y filosóficas.
Navascués también recala en la relación distante entre Marechal y Jorge Luis Borges y en la confrontación de sus imaginarios que escondían puntos en común, más allá de los signos vanguardistas de la época, como la reubicación cartográfica.
"La imaginación geográfica tanto de Marechal como de Borges se vuelca en «ofrecer» al lector una Buenos Aires «central», punto desde el cual se encauzan millones de destinos y convergen otros", escribe el especialista.
"El interés borgiano en proponer una geografía mítica del suburbio se justificaba por el deseo de dar una nombradía literaria a Buenos Aires, y de paso, crear una patria imaginaria. En el caso de Marechal, el juego simbólico con los puntos cardinales refrenda el lugar central de una ciudad plagada de resonancias mitológicas", explica.
Adán Buenosayres es el tercer volumen de una colección de Corregidor, esencial para profundizar en el campo de la literatura argentina de los últimos dos siglos y que tiene como objetivo incorporar ediciones críticas de textos de autores canónicos que aún no han tenido su correlato académico y de obras valiosas por sus aspectos documentales.
Dirigida por María Rosa Lojo y Jorge Alejandro Bracamonte, la colección ya cuenta con otros dos títulos: Cuentos (1880), de Eduarda Mansilla de García yDiario de viaje a Oriente (1850-1851) y otras crónicas del viaje oriental, de Lucio V. Mansilla.
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