Nieto del ex gobernador de Tucumán Próspero Mena. Estuvo en cautiverio durante seis años y medio. Lo secuestraron un mes antes del golpe. Le robaron propiedades cuyos títulos firmó bajo presión del escribano Benedicto.
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Nieto del ex gobernador de Tucumán Próspero Mena. Estuvo en cautiverio durante seis años y medio. Lo secuestraron un mes antes del golpe. En su relato contó que transitó por varios centros clandestinos de detención, entre ellos La Jefatura, donde lo vio al tuerto Albornoz. “Lo reconocí por la voz”, dijo Carlos Mena. Cuando llegó le preguntaron por armas y “me hicieron pasar a un salón donde estuve 80 días maniatado”.
“Tenía el brazo podrido, me ataban con alambre de púas", contó. En Jefatura vio a Luis Alberto Lescano. Además de Albornoz reconoció como uno de sus secuestradores a un tal Carrizo.
Pero si era agricultor, ganadero y no militaba en ningún partido político, ¿por qué lo secuestraron? Se deduce que para robarle sus tierras. Tenía 1200 hectáreas en Tafí Viejo que le pertenecían por herencia de su abuelo. Cuando fue liberado no tenía nada.
El testigo pasó de La Jefatura a Villa Urquiza, Sierra Chica, La Plata y finalmente Rawson donde fue puesto en libertad el 24 de junio de 1982, luego de la guerra de Malvinas. A pesar de estar detenido, nunca le hicieron causa alguna. Recién se la inventaron, como expresó, cuando vino al OEA en 1979.
Mena contó que lo obligaron a firmar escrituras de su propiedad. Además lo drogaron con "la droga de la verdad", sostuvo.
Se apropiaron de su finca "El taficillo" y de su casa en calle Córdoba al 200. Lo consiguieron bajo la amenaza del escribano Benedicto, imputado en este juicio, “fue después de que me liberaron”, contó.
Su esposa ya había firmado un poder mientras él estaba detenido. Para entonces ya habían tomado posición de la propiedad.
El testigo también recordó en La Plata existían "pabellones de la muerte o de irrecuperables. De ahí sacaron 18 personas y las fusilaron”.
En Rawson eran casi todos "irrecuperables", sostuvo. También vio a De Benedetti, a quien le decían el "tordo", en Rawson.
Las declaraciones de Mena ofuscaron al abogado Benedicto, quien defiende a su hermano el escribano, le preguntó al testigo si le consta que el escribano tenía título por aquél entonces. Mena contestó que leyó el título colgado en la oficina.
El letrado pidió que le traigan al testigo un pizarrón para que haga un croquis de la escribanía. Cosa que fue rechazado.
Por la tarde se leyeron declaraciones de testigos fallecidos, terminando así la etapa de Jefatura de Policía.
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