La Camerata Lazarte con los auspicios de la Universidad Nacional de Tucumán, continuará el próximo Domingo 21 de Abril a las 11 horas en el Centro Cultural de la UNT el Ciclo Arcangelo Corelli con la interpretación de la primera parte de las Doce Sonatas Opus 5 para Violín y Bajo Continuo completándose. Participarán Gerardo Solórzano en primer violín, y el Maestro Julio Lazarte en bajo continuo y comentarios.
Entrada libre y gratuita
Las Sonatas opus 5 de Corelli, piedra angular del arte violinístico:
Fue seguramente el éxito del Opus 5 lo que consagró a Arcangelo Corelli como el modelo supremo de la escritura para violín, campeón indiscutido de la maestría instrumental cuya legenda ha sobrevivido hasta nuestros días. Publicadas en el amanecer del siglo dieciocho, la doble colección de doce sonatas para violín y bajo continuo representa uno de los más deslumbrantes eventos editoriales de toda la historia de la música: hacia 1800 ya había tenido 35 reediciones, apareciendo en los cuatro rincones de Europa, en su mayor parte de manera póstuma. Esto condujo a una veloz difusión del modelo Corelliano. Los testimonios procedentes del siglo XVII, independientemente de todo juicio estético, ya eran unánimes en reconocer el valor del Opus 5 como una escuela irremplazable para el violín, exaltando sus cualidades didácticas y su preeminencia como método canónico para el violín y como una sólida autoridad para las futuras generaciones. Los más de 50 movimientos de la colección imponen importantes pruebas de habilidad técnica para el instrumentista, desde escritura polifónica a tresillos, desde arpegios a pasajes en terceras y sextas, y especiales golpes de arco. Pero por sobre todo el enorme éxito del Opus 5 radica en el concepto de mesura que es una verdadera escuela del gusto para el violinista, en el noble autocontrol de los Adagios y en la austera precisión de los Fugados, en el implacable mecanismo de los Perpetuum mobile, y en el balance entre melodía y ritmo en los movimientos dancísticos. Es asó que los comentaristas de la época hablan de una Escuela Corelliana en el completo sentido de la palabra, reconociendo implícitamente en la colección el valor absoluto de una obra de arte que va más allá de las intenciones didácticas.
Aunque poco puede decirse de la fecha de composición de las sonatas – un enigma que incluye también a sus concerti grossi – las sonatas fueron muy probablemente compuestas en diferentes momentos, no necesariamente cercanos a su fecha de publicación. Corelli ofrece una exhaustiva Summa, un compendio de su estilo maduro incluyendo ambos tipos canónicos, la sonata da chiesa y la sonata da camera. El compositor siempre hizo una cuidadosa distinción entre ambos tipos: la sonata da chiesa más contrapuntística y respetuosa del “decoro”, y la sonata da camera más próxima a las danzas cortesanas. En el Opus 5 las primeras seis forman un libro de que él titula “Sonatas para violín y violone o clave” mientras que las siguientes seis llevan como título simplemente “Preludios, allemandes, courantes, gighes, sarabandes, gavottas y follias”. Como indica la tradición, en las sonatas de la primera serie los movimientos lentos de carácter lírico y meditativo (Adagio o Grave, nunca Andante) alternan con movimientos rápidos (Allegro o Vivace, nunca Presto), frecuentemente de naturaleza contrapuntística (fugas a tres voces, dos de las cuales son cantadas por el violín). El formato es estrictamente de cinco movimientos. En tanto en el segundo conjunto de seis sonatas cada una es una guirnalda de danzas introducida por un preludio libre, cerrando el ciclo con un monumental conjunto de variaciones sobre “La Folia”, una idea musical de origen ibérico que conoció mucha suerte como inspiradora de variaciones o reescrituras en el siglo XVII, desde Frescobaldi a Vitali, pasando por Scarlatti, y que fascinaría también a la Europa musical del siglo siguiente desde Vivaldi a Salieri, gracias justamente al hecho de haber sido usada por Corelli como gran final desu Opus 5. Ya en 1685 el compositor había cerrado su Opus 2 con una serie similar de variaciones y una impresionante Chacona.
Según la autorizada opinión de Peter Allsop, Corelli pretendía con su Opus 5 mezclar la estructura y la vocación contrapuntística de la sonata para tres voces con la tradición de la sonata para instrumento solista, adaptando ambas formas al dúo violín-bajo. El resultado es una colección de gran concentración expresiva, enfocada en una selecta serie de formas musicales y dificultades técnicas, creadas con la confianza de estar produciendo un impulso, un texto “clásico” que excedía el virtuosismo efímero e intentaba pasar a la posteridad el perfil más aristocrático y elegante del arte de Corelli a través de la página impresa. Así nació un texto musical de enorme belleza y al mismo tiempo de enorme autoridad fundacional que aún se disfruta y respeta a través de los siglos.
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