Las habilidades relacionadas con las matemáticas, química o biología, son tan relevantes como la enseñanza de valores éticos “que promuevan un apego al respeto por el diferente, a desarrollar fuertes sentimientos de adhesión a la justicia social o asumir valores de solidaridad”, afirmó el especialista en ciencias de la educación Juan Carlos Tedesco.
Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Bruno Geller
En una columna de opinión publicada en el periódico español para docentes “Escuela”, el especialista en ciencias de la educación y ex ministro del área en Argentina Juan Carlos Tedesco instó a superar la división entre las denominadas ciencias “duras” (física, química, biología y matemática, entre otras) y las ciencias “blandas” (como psicología, filosofía, sociología o antropología).
Según Tedesco, que es profesor-investigador de la Universidad Nacional de San Martín y ex director de la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe, esa dicotomía hace que en las escuelas se evalúen habilidades relacionadas con las matemáticas, química o biología sin darle la misma relevancia a la enseñanza de valores éticos “que promuevan un apego al respeto por el diferente, a desarrollar fuertes sentimientos de adhesión a la justicia social, a asumir valores de solidaridad y resolución pacífica de los conflictos, o cambiar hábitos para la protección del medio ambiente”.
El experto reaccionó así a la reciente declaración final de una reunión de organismos de las Naciones Unidas sobre educación y desarrollo social que utilizó el concepto de “habilidades blandas” para aludir al aprendizaje de las competencias vinculadas con el desempeño ciudadano que no responden a la dimensión cognitiva. “Me llamó mucho la atención”, señaló.
Para Tedesco, las políticas educativas deben superar la división entre lo “blando” y lo “duro” a través de la enseñanza de habilidades “sistémicas” que integren ambos aspectos en la formación. De acuerdo con el especialista, ese objetivo es alcanzable si se enseñan al menos dos capacidades: “La primera es la capacidad de abstracción, ya que vivimos en un contexto sobrecargado de informaciones. La segunda es pensar de forma sistémica, dada la complejidad de la realidad. Pensar de este modo significa integrar aspectos éticos con los conocimientos sociales, científicos y tecnológicos”.
La ciencia y la tecnología no son neutras, sino que se desarrollan en una matriz social y en un contexto histórico, precisó Tedesco a la Agencia CyTA. “Si se separan las ciencias duras de las ciencias blandas se prepara el terreno del divorcio entre la dimensión cognitiva de la ética y la vida emocional de las personas, lo que impide que los alumnos, y la ciudadanía en su conjunto, perciban la compleja realidad de la vida cotidiana en la que se integran aspectos científicos, sociales y éticos”, subrayó.
“La implicación de una ciudadanía activa y preparada cognitiva y emocionalmente es imprescindible para la resolución de los problemas que afectan al planeta”, concluyó.
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