El mandatario participó del golpe parlamentario contra Fernando Lugo y calificó como "milagro" la muerte de Chávez. Sólo 13 de los 34 Estados miembro optaron por escucharlo.
El vaciamiento de la sala de sesiones fue impulsado por los representantes de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, que enviaron una carta de protesta al presidente de turno del Consejo Permanente de la OEA, el panameño Arturo Vallarino, por la organización de la reunión, según reportaron las agencias de noticias DPA y EFE.
La carta, publicada en su cuenta de twitter por el embajador boliviano,
Diego Pary, indica que el debate en la OEA sobre la situación de
Paraguay "no ha concluido, y a fecha presente, es un tema pendiente en
esta organización".
"Expresamos nuestro profundo rechazo a la realización de la sesión
protocolar, así como a las declaraciones del señor Federico Franco, y
comunicamos que no participaremos en dicha sesión y nuestras sillas
estarán vacías", señaló la misiva.
De esta manera, la carta esgrime también el malestar de varias
delegaciones sobre las duras críticas que realizó Franco sobre el
fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, durante su visita a Madrid
esta semana.
En esa oportunidad, Franco afirmó que era un "milagro" que el presidente
venezolano "desaparezca de la faz de la tierra porque le hizo mucho
daño" a su país.
"No aceptamos la intromisión de la Venezuela de Chávez en Paraguay y
mucho menos la formación y capacitación de recursos humanos con la
ideología bolivariana para soliviantar el ánimo y estado de tranquilidad
de mi país", se había explayado Franco.
Sus palabras fueron rápidamente criticadas por Venezuela, donde el
canciller, Elías Jaua, lo calificó de "escoria humana y política" por
agraviar la memoria del fallecido mandatario.
Franco analizó luego el efecto de su posición y buscó aclarar los
comentarios "por si se han malinterpretado, o por si, quizá, al
canciller venezolano no le llegó la información", según expresó.
Cruces por Chávez
En un acto ayer en Washington, Franco matizó sus comentarios al señalar
que no desea la muerte "a nadie", aunque "evidentemente, el hecho de que
el presidente Chávez no esté hoy como presidente hace que la relación
de América, por lo menos el Paraguay, con respecto a Venezuela sea
diferente".
La aclaración no satisfizo a los países de la Unasur que dieron
consistencia al boicot, al que se sumaron otras delegaciones, entre
ellas las centroamericanas de Nicaragua, El Salvador y Haití.
Al discurso del mandatario ante la OEA, organismo al que le agradeció
hoy el "apoyo blindado" a la "transición" que vive Paraguay hasta las
elecciones del domingo 21, asistieron sólo los representantes de
Canadá, Costa Rica, México, Barbados, Guatemala, Honduras, Bahamas,
Trinidad y Tobago, Saint Kitts, Belice, Estados Unidos, Panamá y el
propio Paraguay.
Pese al desplante, Franco, quien previamente se reunió a puertas
cerradas con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza,
aseguró su "compromiso público de garantizar la continuidad democrática
con la transmisión de mando tras las elecciones" del 21.
Insulza consideró que "la crisis político-constitucional en Paraguay
significó una situación externa compleja y una difícil prueba para el
proceso de integración latinoamericana".
"Por eso su tarea no ha sido fácil; sin embargo, usted se ha mantenido
firme en su propósito, y hemos sido testigos de su liderazgo para poner
en marcha el proceso electoral", elogió el titular del organismo sobre
Franco.
Al contrario del Mercosur y la Unasur, la OEA se resistió a suspender a
Paraguay y decidió en cambio formar una misión de observación del
proceso político en el país hasta las elecciones, presidida por el
expresidente costarricense y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias.
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