La ciencia ha dado un paso en la investigación de la materia oscura, que significa una cuarta parte del Universo, gracias al Espectrómetro Magnético Alfa (AMS, por su sigla en inglés), que midió en el espacio un exceso de positrones (anti-electrones) en el flujo de rayos cósmicos, informó el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN).
Los primeros resultados del AMS en poco más de un año de recolección de datos fueron presentados en un seminario del CERN, donde los responsables del experimento destacaron que se trata de la medición de positrones de rayos cósmicos más precisa que se ha realizado hasta la actualidad.
"En los próximos meses, seremos
capaces de decir de manera concluyente si estos positrones son la señal de
la materia oscura o si tienen algún otro origen", afirmó el portavoz
del AMS, Samuel Ting, citado por la agencia española de noticias EFE.
La materia oscura es uno de los mayores misterios de la física y representa un cuarto de la masa de energía del universo, pero hasta ahora ha sido imposible detectarla en forma directa.
La única manera de observarla ha sido de forma indirecta, a través de su interacción con la materia visible.
El AMS está localizado en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) desde hace trece meses, periodo en el cual ha analizado 25.000 millones de rayos cósmicos primarios.
De ese total, unos 6.800 millones han sido identificados sin equívoco
como electrones y su equivalente en la antimateria, los positrones.
El AMS es el espectrómetro más poderoso
y sensible jamás enviado al espacio exterior y desde que empezó a
funcionar ha medido un total de 30.000 millones de rayos cósmicos a
energías que llegan a billones de electronvoltios.
El sofisticado instrumento está dotado
de detectores de partículas que recogen e identifican las cargas cósmicas
que pasan a través de él desde los lugares más recónditos del espacio, gracias
al imán gigante y a la matriz de precisión con que cuenta.
Los rayos cósmicos están cargados con
partículas de muy altas energías que penetran el espacio y el AMS está
diseñado para poder estudiarlas antes de que interactúen con la atmósfera
de la Tierra, lo que les genera alteraciones.
La búsqueda de la materia oscura tiene lugar en varios experimentos paralelos en el espacio y con instrumentos localizados en laboratorios subterráneos, como el Gran Colisionador de Hadrones, que también ha sido desarrollado y es gestionado por el CERN.
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