El mandatario de Chile, Sebastián Piñera, afirmó que su antecesora, Michelle Bachelet, que decidió volver a aspirar a la Presidencia a fin de año, deberá responder por los éxitos y fracasos de su anterior gestión, y que la dictadura de Augusto Pinochet fue costosa y dolorosa, pero también tuvo aspectos positivos.
"Todos los candidatos tienen derecho a expresar sus opiniones, pero también tienen la obligación de responder las preguntas que la ciudadanía quiere hacerles, incluso aquellas que pueden ser incómodas", señaló el presidente chileno en un encuentro con corresponsales extranjeros, citado por la agencia EFE.
Piñera, que sucedió en 2010 a Bachelet, agregó que "cuando un ex
presidente aspira nuevamente a gobernar el país, por supuesto que tiene
que plantear sus planes de futuro, pero es natural que también responda
por lo que fueron los éxitos, los fracasos, los logros y las carencias
de su gobierno".
Respecto a la dictadura de Pinochet, reconoció que "significó 17 años en
que nuestro país no pudo tener ni democracia ni libertad, y
adicionalmente se cometieron en ese período graves y reiterados
atropellos a los derechos humanos".
Sin embargo, según el mandatario, la pérdida de la capacidad de diálogo,
de acuerdo, de tolerancia y de respeto, explica las circunstancias que
llevaron a que Chile viera sucumbir su democracia.
Piñera agregó, según la agencia cubana Prensa Latina, que también había
que "reconocer la parte positiva del Gobierno militar, que tiene que ver
con modernizaciones muy profundas, que permitieron a nuestro país
enfrentar en mejor forma los desafíos que vendrían en el futuro".
Por su parte, a su regreso hace una semana de Nueva York, donde trabajó
durante dos años y medio como directora ejecutiva de ONU Mujeres,
Bachelet anunció públicamente su intención de volver a postularse para
encabezar La Moneda.
Pero aunque todas las encuestas la sitúan como ganadora de los comicios
del 17 noviembre, Bachelet todavía tiene que competir el próximo 30 de
junio con otros candidatos en las elecciones primarias de la
Concertación, la coalición de centroizquierda que gobernó el país entre
1990 y 2010.
En los últimos días, dirigentes de la conservadora Alianza por Chile, la
coalición oficialista, han cuestionado severamente a Bachelet al
comparar los resultados económicos del actual gobierno con los de su
administración.
El lunes último, la ex presidenta prometió que, si fuera electa, su
primer proyecto de ley será para poner fin al lucro en la educación, una
de las principales demandas del movimiento estudiantil chileno que
aglutinó a muchos otros sectores sociales, acentuada en las
manifestaciones que en los últimos dos años tuvo que enfrentar la
administración de Piñera.
"No podemos seguir haciendo ajustes o reformas pequeñas como se hicieron
antes (entre ellas las de su propia primera gestión), si queremos un
Chile de verdad inclusivo, es ahora el momento de cambios
estructurales", expresó Bachelet.
La ex mandataria dijo que la enseñanza en Chile no puede seguir siendo
un negocio, por lo que su primera iniciativa sería en esa dirección,
para avanzar en la gratuidad en todos los niveles.
De acuerdo con la más reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos
(CEP), 54 por ciento de los electores en Chile tiene decidido votar por
Bachelet en los comicios de noviembre, porcentaje que le permitiría ganar en primera vuelta.
La consulta del CEP arrojó 15 por ciento de la intención de votos para
el ex ministro de Obras Públicas Laurence Golborne, candidato de la
gobernante Unión Demócrata Independiente; ocho por ciento para Marco
Enríquez Ominami, del opositor Movimiento Progresista; y siete por
ciento para el ex titular de Defensa Andrés Allamand, de Renovación
Nacional.
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