Una jornada extensa se vivió ayer en los Tribunales Orales Federales de Tucumán con la declaración de varios testigos, uno de ellos el periodista Marcos Taire, expresó detalladamente las implicancias políticas y económicas por la cual hubo una dictadura. Expresó que varios empresarios financiaron el genocidio.
A continuación los testimonios.
El periodista Marcos Taire brindó un testimonio de contexto. Sostuvo que durante el Golpe del 76 los funcionarios provinciales eran un escoyo. Algunos de los miembros del gobierno se salvaron otros no.
Indicó que el Operativo Independencia fue planteado como una operación defensiva, pero, en realidad era ofensiva y fue planeado en la Comandancia del Ejército.
Hacían controles operacionales, rastrillajes donde se realizaban iniquidades a la población en general. El terror implicó la desaparición de sindicatos, abogados.
Además mencionó que el Operativo Independencia fue un montaje y una mentira con el objetivo de destruir al movimiento obrero, al movimiento estudiantil y a las organizaciones políticas sociales.
El objetivo, aseguró, fue aterrorizar a la población en general para generar un cambio social importante. Se habla de guerra, pero en realidad no fue tal, no se aplicaron las leyes de la guerra. La primera vez que se usó esa palabra fue en el juicio a las juntas en boca de los abogados defensores. Nunca se llamó guerra a lo que sucedió en los años 70.
Objetivos económicos del proceso de reorganización nacional
Taire también se refirió a este punto. El Fondo Patriótico Azucarero manejaba millones de dólares. En este sentido manifestó que los empresarios tucumanos fueron cómplices de la dictadura porque aportaron dinero a Bussi, como apoyo a las políticas de exterminio.
Respecto al rol de la iglesia destacó que el Arzobispo de la Provincia Blas Victorio Conrero tenía acceso libre a la policía y para ingresar al CCD de Jefatura. Un caso claro es el de los hermanos Arguello, el padre de ellos fue a hablar con Conrero. Entonces el cura llevó al padre a la Jefatura, donde lo hizo ingresar, se lo mostró a su padre le dijo que estaba por averiguación de antecedentes, que de su hija se olvide. Su hija está desaparecida y su hijo regresó.
Sobre el cura imputa, Mijalchik, más conocido como “el padre Pepe” dijo que participó del secuestro de dos curas que estuvieron en la Escuelita de Famaillá. También relató que Fosbery, rector de la UNSTA, fundador de Fasta, fue el número dos de la represión en Tucumán.
Por otra parte manifestó que De Santis de la FOTIA le dijo que de los participantes de una asamblea y miembros de FOTIA, de los que participaron en la huelga del año 1974, contabilizaban 250 dirigentes entre detenidos, desaparecidos y muertos.
Claudia Villegas, hermana de Aida y Jorge Villegas.
Aída fue secuestrada el 2 de noviembre de 1976, durante la siesta. Ella era psicóloga y Jorge estudiaba arquitectura. Claudia (hermana de Aída y Jorge, ambos desaparecidos), no presenció el hecho, sino su abuela, pero llegó momentos luego de que suceda, dijo que Aída salió de la casa ese día, vio el desorden y sangre en el piso.
Vivían en calle Catamarca casi esquina San Juan. Eran dos grupos, uno de ellos fue a buscar a su abuela, el otro puso a la empleada de escudo humano, le apuntaron y emenzaron.
Contó que se llevaron a su hermana ensangrentada y amordazada. En la pieza de Aída encontró que el cable de la lámpara estaba cortado, separados y enchufado en la pared. Eso le dio la pauta de que la habían torturado con picana en la propia casa.
Indicó en la Comisión investigadora que la mayoría de los desaparecidos de Catamarca fueron secuestrados en Tucumán.
Recién a partir del testimonio de Juan Martin tuvieron noticias de Aída y Jorge, “antes parecía que se los había tragado la tierra”, dijo. A la semana posterior del secuestro de Aída conoció a un subteniente de apellido Almaráz a quien le preguntó si podía averiguar algo de Aída, el hombre le dijo que su hermana estaba en la Jefatura de Policía, que la estaban interrogando y que no podía averiguar más porque le dijeron que peligraba su carrera en la fuerza.
A Jorge lo secuestraron el 8 de junio de 1977 en horas de la madrugada, a las 3 aproximadamente. Lo sacan de su casa, Claudia fue testigo presencial.
La Familia Rondoletto es secuestrada el mismo día que su hermano. Aida era amiga de Silvia, de Marta Rondoletto. Eran de la misma facultad de Filosofía y Letras, ellos militaban en la juventud peronista. También Mori Sanhez y el matrimonio Ramos – Cerrota.
Son de la Banda del Río Salí, el padre trabajaba en el ingenio Concepción y era integrante del sindicato. José Dalmiro Rojas hizo el servicio militar en la marina.
El testigo Pedro Ruiz Rojas, hermano de José e hijo de Julio contó que en 1977 lo secuestran a su hermano, con armas largas. Rompieron la puerta, tenían ponchos y capuchas.
Después, unos meses lo secuestran al padre, cuando se lo llevan le dicen que era para que pueda “conversar con su hijo”.
El otro testigo de esta causa, Jorge Antonio Rojas indicó que al momento de los hechos tenía 16 años. Su hermano mayor era estudiante de la facultad de derecho, fue el primer estudiante universitario de la familia, estudiaba y trabajaba dentro de la misma universidad. Dormía con su hermano cuando llegaron a su casa. El padre fue a hablar con Albornoz en búsqueda de su hijo, y el ahora imputado le dijo que “no lo busque más porque también iba a desaparecer”.
Dalmiro era militante de la acción católica.
Roque Raúl Ojeda Sierra, testigo, tiene tres hermanos desaparecidos: Hugo, Fernando y José. José Eduardo Ojeda fue detenido el 24 de marzo de 1976 y fue llevado junto con varias personas de Concepción, “Pepe estuvo 18 días desaparecido y cuando lo liberan le comentan que estuvo junto al doctor Alderete y Maturana (abogados), Augier médico, Audi, y otros”. Todos vecinos de Concepción. Le cuenta que estuvieron detenidos, que creía que estuvo en la JPT en Tucumán. Trabajaba en Tribunales de auxiliar, debido a su militancia en la JP lo dejan cesante en el trabajo. Se va a trabajar a Jujuy donde estuvo aproximadamente un año. Parecía que las cosas estaban más tranquilas y decide volver, se dedicaba a hacer comisiones de Concepción a Tucumán (era comisionista). José fue estudiante de derecho en la Universidad de Tucumán, donde era delegado del comedor estudiantil. Había recibido una amenaza donde le decían que se vaya del país o lo iban a matar.
El 19 de agosto de 1977 lo vuelven a secuestrar a media cuadra de su casa cuando volvía de Tucumán trayendo las diligencias que había realizado. Lo secuestró gente de civil que se bajaron de un auto Ford Falcón sin patente, color verde opaco. Esto se lo contó un vecino de nombre Miguel Larcher.
Roque también estuvo detenido. El 21 de julio de 1976 fue secuestrado de su casa. Dijo que esa noche buscaban a un vecino de apellido Merchan, que trabajaba en la fábrica Grafa junto a su hermano Hugo Fernando (ambos recién recibidos de técnicos, tenían 17 o 18 años, hace poco habían entrado a trabajar en la fábrica). Le preguntaron por la dirección de su hermano, que estaba viviendo en Famaillá a dos o tres cuadras de la fábrica.
Lo llevaron a Grafa pidiéndole que les indique cúal era su hermano. Lo hace, lo separan a su hermano y lo meten en el auto delante de él. Roque iba en un camión con gente del ejército. Los llevan al Ingenio Nueva Baviera, el testigo está completamente seguro de que estaba allí. Calculando el recorrido que hizo desde Famaillá hasta auél centro clandestino de detención.
Relató que vio a un muchacho Martinez y a su novia de nombre Noemí Ramírez. El recorrido fue: Ojeda, Merchan, Martinez y luego a lo de Ramírez. Ella tenía 17 años. Roque estuvo tres días secuestrado allí. Cree que el personal que trabajaba era del ejército, por el uniforme, tambíen había civiles.
Estima entre 30 o 40 personas detenidas junto con ellos. Se cansó de escuchar como torturaban personas en ese lugar. Había un mostrador que aparentemente era un laboratorio, había una radio con música a todo volumen, mientras se escuchaba gente que gritaba. “Me acuerdo mucho de Noemí como gritaba y lloraba. Esta chica no participaba de las reuniones de la JP era solamente novia del muchacho”.
Su padre había sido concejal de la ciudad de concepción, presidente del concejo.
Cuando lo secuestran se llevan cosas de su casa, por ejemplo un cuadro de su padre que decía que era congresal nacional.
Este grupo de chicos era del Centro de Estudiantes de la Escuela Técnica, todos se conocían de aquella época. Habían luchado por recuperar un predio donado a la escuela.
El testigo Ricardo Maturana era amigo de José Pepe Ojeda, ambos estudiantes de derecho, en la UNT. Militaban en la JUP y Pepe era delegado en el Comedor Universitario.
El 24 de marzo de 1976 fue secuestrado junto a una serie de dirigentes políticos, gremiales, estudiantiles de Concepción. Por ejemplo, Alderete Soria, apoderado de FOTIA. El mismo camión fue a su domicilio a buscarlo, como ese día tenía que rendir una materia no estaba en su casa, “y por eso no me secuestraron”, manifestó.
Todos fueron secuestrados por camiones del ejército y fueron liberados. Después de su liberación tuvo contacto con varios de los detenidos esa noche, todos habían estado en la Jefatura que en esa época funcionaba en la Avenida Sarmiento.
En ninguno de los casos hubo interrogatorio, los tuvieron detenidos, sin ninguna explicación y después los fueron liberando. El testigo consideró que los detuvieron para evitar algún tipo de reacción contra el Golpe Militar.
Sostuvo que Alderete Soria fue amenazado y se fue de la provincia. Después de estos hechos, Pepe se fue de Tucumán, había mucha inseguridad, había una base en el Ingenio La Corona, todo el tiempo secuestraban gente. Pepe se fue unos meses de la provincia, luego regresó y retomó la facultad de derecho. Pepe retomó los estudios, inclusive poco antes de que lo secuestren le comentó que se quedaban a la noche allí estudiando en Tribunales, paralelamente hacía trabajos de gestorías. En julio o agosto se enteró de su secuestro en pleno centro de Concepción en horas de la mañana. Intentaron hacer algunas gestiones, y poner un recurso de habeas corpus pero no encontraron abogado que la firme.
Había dos bases militares, una en el Ingenio La Corona, y luego otra más pequeña donde ahora es la escuela municipal.
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