Una dieta que incluya soja y actividad física puede constituir un avance importante en el campo de la medicina preventiva, aumentando la calidad de vida. La doctora Silvia Estela Fontenla junto con un grupo de profesionales de la cátedra de Biología de la facultad de Medicina de la UNT, desarrollan desde el 2004 el proyecto titulado: “Estudio experimental de los efectos de la nutrición a base de soja en enfermedades crónicas”.
Hasta el momento la investigación se encuentra en una etapa preliminar donde se trabaja con ratas Wistar.
“Hemos demostrado que aquel animal –ratas Wistar- que se alimenta con soja como único alimento durante un cierto tiempo puede vivir mucho más que aquel que se nutre con alimento balanceado; no decimos que la gente se nutra solo con este vegetal sino que debe ser complementario”, detalló Fontenla. La directora del proyecto añadió que “la dieta puede ejercer un efecto protector sobre la salud en general. Esto se debería a que algunos componentes de los alimentos tienen una acción antioxidante que podría neutralizar el daño causado por agentes oxidantes”, indicó.
La profesora titular de la cátedra de Biología aseguró que se realizan estudios funcionales (proteinuria, clearance de creatinina, uremia, etc.), histopatológicos (estructurales y ultraestructurales), inmunohistoquímicos (inmunocomplejos IgC, C3) y bioquímicos (stress oxidativo, perfil lipídico) que permitirán determinar la validez o no, del empleo de alimentos a base de soja en la prevención de enfermedades crónicas. “Las propiedades antioxidantes de la soja y de la actividad física moderada son reconocidas, es decir, estamos interesados en estudiar las posibilidades de estos dos factores como preventivos de los trastornos asociados a la carcinogénesis colorectal, a la neuropatía periférica y a una nefropatía por inmunocomplejos”, aseveró.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren más personas por este tipo de problemas que por cualquier otra causa. “Hemos podido comprobar que nutriendo a los animales con leche de soja ellos mejoran notablemente. En los primeros estudios que hicimos del 2004 al 2008 descubrimos que el perfil lipídico se reduce marcadamente”, informó la especialista.
Estos trabajos aportarían al profesional médico y nutricionista, datos científicos suficientes que avalen su práctica en la terapia nutricional a base de soja, alcanzando el ideal de otorgar al paciente el máximo beneficio, con menor riesgo y al mejor costo.
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