Una equilibrada y exhaustiva biografía sobre el fallecido presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías, obra de su compatriota, el periodista e investigador Modesto Emilio Guerrero, fue lanzada en Buenos Aires, abarcando luces y sombras de su trayectoria histórica y política hasta un mes antes de su deceso el 5 de marzo último.
"Chávez, el hombre que desafió a la Historia" (Continente) representa la versión corregida y actualizada de un primer volumen publicado en 2007 bajo el título "¿Quién inventó a Chávez?" realizado por el mismo autor, quien vive y trabaja en Argentina desde 1993.
Con honestidad intelectual el autor declara desde el prólogo el carácter materialista dialéctico, con raíz marxista de su enfoque, y que, pese a contar con varias oportunidades, declinó tratar en persona con Chávez para evitar ser influenciado en su ecuanimidad.
La semblanza del líder del "socialismo del siglo XXI" arranca desde su infancia en la pequeña Barinas, donde desarrolló su fascinación por la figura de Simón Bolívar y la curiosidad por su bisabuelo, el caudillo guerrillero Pedro Rafael Pérez Delgado, "Maisanta", amado y repudiado en su propia familia.
Bolívar, Maisanta y también el general Ezequiel Zamora, héroe de la Guerra Federal venezolana en el siglo XIX, conformarán una tríada de referencia que acompañó toda su vida al carismático dirigente, forjado en el antiimperialismo antiestadounidense.
Coétaneo de Chávez, Guerrero despliega un conocimiento profundo de la realidad política venezolana y habla del comandante bolivariano como "un producto de su tiempo" que supo condensar la suma de experiencias que bullían en su país desde los 60' y 70'.
Chávez se forma ideológicamente en plena "moda del socialismo petrolero", caracterizado por una relativa apertura de los programas de estudios militares y con la derrota consolidada de los intentos guerrilleros de décadas anteriores.
Devorador de libros, Chávez sumaría múltiples influencias, matizadas con su formación militar, para conformar un perfil político "sui generis" en permanente evolución y cambio.
"El combina metódos y teorías aprendidas en los cursos avanzados de estrategia y geopolítica de la Academia Militar, con parches de sociología marxista aprendidas en el camino. Teorías y desarrollos intelectuales de Gramsci, Mao o de clásicos de la táctica militar...", afirma Guerrero.
"Todo eso aderezado con sus lecturas sistemáticas de Simón Bolívar, Zamora, Simón Rodríguez, Miranda, Artigas y más tardíamente de Juan Domingo Perón", prosigue.
Sus tempranos sueños de ser pintor y luego jugador profesional de béisbol quedaron superados tras su ingreso al Ejército en 1971, donde la progresiva decadencia y corrupción de la clase política venezolana, agitó la rebeldía de muchos jóvenes oficiales.
Los militares de esas camadas solían confraternizar con la población y hasta, de modo habitual, con las formaciones políticas de izquierda, a diferencia de otros países de América Latina.
Guerrero habla de los "laberintos" de Chávez, de un joven "mediumnico", locuaz, conversador impenitente y carismático, que logró provocar el "mayor cambio social y político" de su país en un siglo.
Ni apologético ni volcado al escarnio gratuito, el autor describe en detalle las circunstancias que acompañaron a Chávez, con un enfoque especial en algunos años que el mismo "Comandante" reconoció como "decisivos": 1982, 1992, 1998, 2002, 2006 y 2012.
Allí se retratan la fundación de los primeros grupos clandestinos de militares bolivarianos conspiradores como el MBR200, con su oscilante relación con los movimientos sociales hasta llegar al intento de golpe militar fallido contra el presidente Rafael Caldera, del 4 de febrero de 1992.
Del "putsch" fracasado, Chávez saldrá fortalecido y bregará "en el desierto" recorriendo Venezuela de punta a punta con una creciente popularidad que lo llevará a su primera presidencia en 1998.
Guerrero reconoce dos etapas bien definidas de los 14 años de gobierno de Chávez, la que va desde 1998 hasta el golpe militar del 4 de abril de 2002 que lo desplazó del gobierno durante 47 horas y la que siguió desde entonces.
En la primera etapa su discurso radicalizado y la progresiva organización de movimientos sociales a su alrededor se contrapusieron a sus "coqueteos" en la "realpolitik" con la Tercera Vía de Tony Blair y a su alianza con ciertos sectores de la "burguesía prebendaria de su país".
Luego del intento de destitución en su contra saldría "por la puerta izquierda", apoyándose en la creciente masa "bolivariana" organizada.
A partir de entonces, partiendo de una posición nacionalista revolucionaria y con el instrumento de la Constitución reformada por su gobierno, llegará a decir directamente desde 2006 que Venezuela se encuentra "en vías de transición al socialismo".
Su primer gran instrumento político, el Movimiento Quinta República, fue absorbido y superado por la creación del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) que cuenta con más de siete millones de afiliados y un creciente número de movimientos sociales, cooperativos, campesinos e indígenas, vinculados a su órbita.
Guerrero denuncia con crudeza los bolsones de corrupción del chavismo y analiza las dificultades del "hiperliderazgo" generado por Chávez, en torno al proceso democrático que motorizó, y que ahora tras su muerte deberá demostrar su capacidad de adaptación y supervivencia.
El bonapartismo y el cesarismo, en sentido gramsciano, resultan tentaciones permanentes para un movimiento en el que están en tensión un formidable "partido militar" y una base social revolucionaria organizada en constante expansión.
En suma, Chávez ya pasó a la historia como el primer presidente y el más carismático de la heterógenea ola antineoliberal que llegó a América Latina con el nuevo siglo.
También se destacó por volver a poner en debate, a nivel continental, tres conceptos algo maltrechos: antiimperialismo, revolución y socialismo.
Según Guerrero será recordado por darle el mayor impulso en cien años al proceso de integración latinoamericana junto a gobiernos afines de la región.
Con vistas al futuro, tras la temprana muerte de Chávez vencido por el cáncer, Guerrero rescata el análisis del dirigente revolucionario peruano Ricardo Napurí: "El comandante Chávez carga sobre sus hombros una responsabilidad política superior a las fuerzas políticas que lo acompañan y al programa que levanta. Ese es su mérito, los resultados ya no dependen sólo de él".
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff