El presidente Sebastián Piñera arremetió con bonos y el anuncio del aumento del salario mínimo para celebrar ayer los tres años de Gobierno y el inicio de la cuenta regresiva de los 365 días que le restan en el poder.
El palacio de La Moneda recibió al oficialismo para festejar este nuevo aniversario que, para la oposición, marca la partida de la campaña electoral en vista de los comicios de noviembre de este año.
Además, anotaron, se vislumbra el intento de aminorar el impacto de la eventual llegada de Michelle Bachelet, el 'fantasma' permanente de este gobierno y cuya candidatura a la presidencia sería anunciada a fines de este mes. En cadena nacional de anoche, Piñera sorprendió con el ofrecimiento de un bono de 85 dólares para los sectores más vulnerables y para los grupos medios cuyo ingreso familiar sea inferior a los 2.800 dólares.
Asimismo, anticipó el incremento
del salario mínimo de 408 a 425 dólares.
Los bonos, que habían sido bajo los gobiernos de Bachelet y
Ricardo Lagos, la manera de reducir el impacto de las crisis
externas, son esta vez usados por el Gobierno para "mejorar la
calidad de vida" de los chilenos, según dijo Piñera.
El mandatario apuntó con su ofrecimiento a quienes más lo
castigan en las encuestas que en febrero le brindaron un 38 por
ciento, seis puntos más por sobre lo promediado en 2012.
Explicó que estos beneficios podían darse por la obra de "un
Gobierno responsable y comprometido, que ha trabajado sin
descanso, aplicando políticas públicas serias y eficaces, sin
caer nunca en los populismos ni demagogias, que no conducen a
ninguna parte, de forma tal de poder mejorar de verdad y, en
forma sólida, la calidad de vida de todas las familias chilenas,
pero muy especialmente de las familias más vulnerables y de
clase media de nuestro país".
La oposición calificó los anuncios de "ofertón" y el
presidente del Partido Por la Democracia, Jaime Quintana,
expresó que "en el tercer aniversario de gobierno uno hubiese
esperado algo más contundente, hacerse cargo de problemas más de
fondo que el país tiene como la desigualdad y claramente esto es
una respuesta a una eventual llegada de Bachelet".
La presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores, Bárbara
Figueroa, manifestó su preocupación por la "inconsistencia,
porque por un lado se habla que estamos en pleno empleo, de que
el país crece, que estamos todos tan bien y, sin embargo, el
gobierno se tiene que ver en la obligación de subsidiar a por lo
menos tres millones de personas a través de bonos".
Para la dirigenta sindical comunista, el Ejecutivo tuvo que "reconocer que el reajuste salarial que se dio el año pasado es absolutamente insuficiente".
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