El gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff impulsa al ex ministro Paulo Vannucchi, que se desempeñó durante el gobierno del Luiz Lula da Silva, como candidato a integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (CIDH-OEA), luego de varias divergencias con ese organismo hemisférico.
Luego de meses en que se publicaron versiones sobre los problemas entre Brasilia y la OEA, el gobierno sudamericano formalizó la postulación de Vannucchi para integrar la CIDH, quien fue el titular de la Secretaría de Derechos Humanos, con rango de ministerio y mantuvo una polémica relación con altos mandos de las Fuerzas Armadas a raíz de la negativa de colaborar con las investigaciones sobre crímenes cometidos bajo la dictadura (1964-1985).
La presentación de Vannucchi fue un gesto de buena voluntad
de Brasilia hacia la OEA, observó un diplomático consultado por
el diario O Globo, quien recordó que en 2011 las relaciones
habían quedado virtualmente congeladas pues el Palacio del
Planalto dejó de abonar su cuota para el mantenimiento de la
entidad multilateral.
Por otra parte comentaristas de diarios locales interpretaron a la candidatura de Vannucchi como una señal de que Brasil procura calmar los ánimos de cara a la reunión de representantes de más de 20 países del continente en Ecuador donde comenzaron a debatirse reformas de la CIDH. Brasil, según comentaristas, discrepa con las posiciones defendidas por el bloque de países que integran Ecuador, Bolivia y Venezuela.
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