La relación del fallecido mandatario venezolano con la Argentina se acrecentó notablemente a partir de mayo de 2003, con la asunción de Néstor Kirchner como presidente de la Nación, lo que lo convirtió en una figura vastamente popular y querida en el país.
Su presencia en Tucumán se registró el 1 de julio de 2008 para protagonizar la Cumbre del Mercosur.
A lo largo de su gestión como presidente de Venezuela, Chávez alcanzó
infinidad de acuerdos de toda índole con la Argentina, y fue también
beneficiario de la propia obra de integración latinoamericana que ayudó a
construir cuando Kirchner, recién establecido como secretario general
de la Unasur, intervino con éxito para evitar un choque diplomático
entre Venezuela y Colombia.
La estrecha relación que el líder bolivariano entabló con el matrimonio
Kirchner creció año a año y trascendió el plano político institucional
para llegar al afecto personal, a punto tal que Chávez fue el único
presidente extranjero que acompañó a la presidenta Cristina Fernández
hasta Río Gallegos para trasladar los restos de su esposo, en octubre de
2010.
El 26 de mayo de 2003, cuando Kirchner llevaba un día a cargo del
gobierno argentino, Chávez -que había asistido a su asunción- se
manifestó "optimista" por la etapa política que se iniciaba en el país y
propuso la creación de un bloque sudamericano que, años más tarde, se
iba a consolidar en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Las crónicas de archivo recogen por esos años gran cantidad de reuniones
y firmas de acuerdos bilaterales en actos muy poco protocolares en los
que se apreciaba un clima de distensión y surgían de parte de ambos
presidentes presagios de más y mejores relaciones diplomáticas, con
planes concretos que contemplaban la creación de emprendimientos
productivos regionales.
La búsqueda de soluciones para los problemas de cada uno acercó también
los planes de cooperación: Venezuela producía combustible en exceso y se
lo vendía a la Argentina, que lo necesitaba, y nuestro país hacía lo
propio con los alimentos, tan necesarios para la realidad económica y
social venezolana.
En julio de 2004, Kirchner y Chávez anunciaron en Ensenada que el
Astillero Naval de Río Santiago se iba a dedicar a la construcción y
refacción de buques petroleros para la empresa venezolana PDVSA, en un
recordado acto celebrado ante los trabajadores de la empresa argentina:
una nueva forma de cooperación se ponía en marcha.
Sin dudas, uno de los puntos más altos en cuanto al impacto político que
tuvo la cercana relación de Chávez con la Argentina fue la que se dio
durante la IV Cumbre de las Américas, que deliberó en Mar del Plata el 4
y 5 de noviembre de 2005.
El temario oficial del encuentro estaba referido a "Crear Trabajo para
Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democrática", pero
Chávez, Kirchner y otros mandatarios latinoamericanos, con el aporte de
personalidades argentinas como Diego Maradona o Adolfo Pérez Esquivel,
intervinieron también en una cumbre paralela que se opuso
terminantemente a la iniciativa estadounidense del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA).
"Alca... ¡al carajo!", fue la consigna impulsada con su personal estilo y
pasión por el líder bolivariano, aclamado en esa oportunidad por sus
propios colegas, artistas de la talla de Silvio Rodríguez y Manu Chao y
el público, identificado por su adhesión al gobierno de Kirchner y a
partidos de izquierda.
En marzo de 2007, Chávez tuvo otra experiencia de acercamiento al pueblo
argentino, al hablar en un acto en el estadio de Ferro Carril Oeste en
el que celebró los acuerdos alcanzados con Kirchner y calificó de
"cadaver político" al entonces presidente de EEUU, George Bush. El
"Alca... ¡al carajo!" volvió a tronar en la voz del venezolano y de los
miles de asistentes al acto.
En diciembre de ese mismo año, avanzó en sus planes y en una reunión con
intelectuales argentinos en Buenos Aires llamó a convocar "una
Internacional de la resistencia", desde la que pueda "recuperarse el
rumbo, iluminar con antorchas y retomar el camino hacia la utopía".
"Soy peronista", proclamó Chávez en agosto de 2008 en un acto junto a la
presidenta Cristina Fernández y el por entonces titular del Partido
Justicialista, Néstor Kirchner, en Almirante Brown.
La aseveración tenía un claro sentido: era su apoyo a la mandataria, a
quien elogió por "resistir los embates de la oligarquía", luego de la
crisis con las organizaciones agrarias por la Resolución 125.
En marzo de 2011, tuvo lugar uno de los últimos grandes acuerdos que
Chávez firmó con la Argentina, dado que tres meses después comenzó su
tratamiento médico por el primer tumor cancerígeno que le extirparon en
la zona de la ingle.
Se trató de un convenio que dio inicio a la construcción de 16 barcazas
en el astillero naval Tandanor destinadas a la petrolera estatal
venezolana, PDVSA.
Al hablar durante aquel acto, desarrollado en Tandanor, en la Costanera
porteña, Cristina afirmó que estos son "grandes acuerdos" que se fundan
"en acuerdos previos, convicciones y otras situaciones geopolíticas que
hemos sabido construir en estos años los americanos del Sur".
Construcción en la cual Chávez y el matrimonio Kirchner habían tenido una participación fundamental.
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