La magistrada uruguaya Mariana Mota, desplazada por la Corte Suprema de las causas de violaciones a los derechos humanos, dijo que el Estado no se muestra "proactivo" para aplicar la doctrina Gelman sobre los delitos cometidos en la dictadura.
La jueza debe ser notificada acerca de su traslado a un juzgado civil, luego de instruir más de 50 causas vinculadas a delitos cometidos por la dictadura uruguaya (1973-1985), sin que se le hayan dados razones para esa decisión.
Mota negó que haya sacado licencia, sino que se tomó cuatro días para
acomodase a lo que ocurrió y “a las nuevas funciones” luego de muchos
años como jueza penal de séptimo turno en Montevideo.
El pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) del último 22
de febrero sobre la inconstitucionalidad de la Ley Interpretativa que
declaraban imprescriptibles los delitos de lesa humanidad, se sumó a la
noticia de su traslado, que le fue notificado el 13 de este mes.
“Yo no quisiera hacer vinculación entre los dos hechos, pero ya la han
hecho otros y tienen elementos. No tengo fundamentos de la Corte acerca
del porqué me han trasladado, quizás no les parecía útil lo que yo
hacía”, ironizó al respecto.
“Atrás de esto hay un tema de cómo aborda el Estado uruguayo la
investigación en los crímenes de lesa humanidad”, razonó y agregó: “La
Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo que el Estado
investigue y no hay una actitud proactiva del Estado para cumplir con lo
que se comprometió en la sentencia Gelman”.
La sentencia de la CIDH en el caso Gelman emitida en febrero de 2011
establece que los delitos de lesa humanidad no son prescriptibles, ni
hay amnistía ni cosa juzgada y tiene carácter obligatorio.
Para Mota, con el nuevo fallo, existe una contradicción, ya que por más
que se investiguen las causas priorizando el derecho de las víctimas a
saber la verdad y de que se individualice a uno o más culpables, no
habrá consecuencias penales.
Además, objetó que el Estado “se limite porque considera que el derecho
internacional no se aplica, maxime cuando hay una sentencia que dice
sacar los obstáculos e investigar”.
La jueza no ve solución inmediata para que tales causas no prescriban y
para que los culpables puedan recibir condena: “Yo sigo haciendo
lecturas de caminos jurídicos posibles, pero uno siente que se cortan
todas las salidas”.
“Esto no debería quedar así, se está denunciando a nivel internacional y
esto es un incumplimiento fragante de la sentencia Gelman. Hasta este
fallo, había expedientes con personas a punto de ser condenadas y en
este estado, se archivarán. ¿Que se resuelve en esas causas?”, se
preguntó.
Por otro lado, cuestionó al sistema político al considerar que “no hay
una conciencia de lo que tenemos enfrente de lo que es lo se esta
hablando, delitos de terrorismo de Estado que no prescribieron ni
prescribirán nunca”.“No hay predisposición ni una política ni de
promoción de derechos humanos ni una actividad proactiva de la sentencia
Gelman”, reiteró.
“En Uruguay tenemos un gran desarrollo de la Educación y la Salud pero
está rengo este sistema de protección del Estado en cuanto a que unos
derechos los contempla y otros no. Acá la situación de delitos de
terrorismo de Estado está bien difícil”.
El traslado de la jueza fue sorpresivo y generó la reacción de
organizaciones de derechos humanos que interpretaron el hecho como un
“castigo” por parte de la Suprema Corte a la magistrada por su conducta y
declaraciones contra “los obstáculos” existentes en el Poder Judicial
para la resolución de los casos.
“Hubo una nota que remite a marzo 2012 donde yo hice un análisis del
sistema penal”, aclaró al referirse a un artículo publicado por el
periódico argentino Pagina /12, el 19 de marzo del año pasado.
Según la jueza, en esa nota remarcaba la “lentitud del sistema penal
uruguayo sobre las causas de terrorismo de Estado”, y ello generó
polémica y pedido de informes, un camino de obstáculos hasta llegar al
pedido de traspaso.
“Yo aplicaba derecho internacional en la base de las investigaciones, y
tenia muchos problemas por eso. Hubo varios enfrentamientos cuando
requería colaboración, sobre todo con el ministerio de Defensa con quien
hubo una situación de fricción”, explicó analizando las posibles causas
de la medida.
Por último, se refirió a la posibilidad de retornar al juzgado del que
formó parte: “Apelé para que se revea que lo que hizo no beneficia al
servicio, pero no tengo muchas esperanzas”.
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