Juan Pablo Carballo prestó declaración ayer en el marco de la Megacausa. El ex policía contó como le arruinaron la vida. Un testimonio desgarrador. También declaró Raúl Elías que reconoció a De Cándido como su secuestrador.
Durante la tarde declaró Juan Pablo Carballo, era policía encargado de hacer las cédulas. En su conmovedor testimonio contó que le falsificaron la firma para acusarlo de realizar una cédula falsa para un militante político. De esta manera lo mantuvieron detenido desaparecido desde 1976 a 1983. Pasó Jefatura, Villa Urquiza.
El tiempo que duró el testimonio lloró incansablemente, consternado hasta la médula al recordar las atrocidades que atravesó en esos siete años. A su mujer también la secuestraron, estuvo en cautiverio tres años. La torturaron delante de él. Estaba embarazada de seis meses y perdió la criatura.
Al momento de declarar la señora se pidió a los periodistas que abandonen la sala.
Les destruyeron la vida.
Durante la mañana el testimonio del contador Raúl Elías acaparó la jornada. Se escuchó el audio de lo que dijo en la Megacausa Jefatura I, luego lo amplió brevemente. Detalló como lo torturaron durante cuatro meses en la ex Jefatura de Policías. Vio al legislador desaparecido Leccese. Reconoció a Luis De Cándido como su secuestrador y torturador. Dijo que quien lo liberó fue el “tuerto” Albornoz.
“Siempre me preguntaban si mantenía relaciones sexuales con la hija de Zimermman”, indicó.
Más tarde lo hizo José Carlos Méndez de 81 años, quien era empleado de Amado Juri. No dijo demasiado, explicó que no se acordaba de casi nada por cuestiones de salud mental y el Tribunal lo desocupó.
Raúl Edgardo Elías fue secuestrado el 6 de junio de 1976 cuando tenía 24 años. Durante cuatro meses fue sometido a innumerables torturas. El ahora contador dijo que estuvo detenido en la Jefatura de Policía donde vio a los desaparecidos: legislador Leccese, Centurión y a un tal “perro” Clemente, quien “salía a buscar gente con la policía”. A su vez relató que escuchó los gritos de Vargas Aignasse.
A pesar de que Elías dejó de militar en el peronismo en 1973, tres años después lo secuestraron. El testigo contó que días antes habían entrado a la casa de sus padres, robaron cosas, le pegaron a su padre y maltrataron a su madre y hermana. Inmediatamente después hizo la denuncia en la comisaría tercera.
Para pasar ese mal momento sus amigos le prepararon un asado en el parque 9 de Julio, un domingo. Pero ese día regresó en auto a su casa a buscar unos cubiertos que se habían olvidado. Al llegar le cuentan que lo llamó la hija del Jefe de la policía Zimermman.
La chica era amiga de Raúl. Incluso él le prestaba su caballo para que practique equitación. Como no pudo comunicarse telefónicamente con la Jefatura se dirigió allí con un amigo. Habló con el Jefe y Subjefe para ponerse a disposición. Salió del lugar y su amigo ya no estaba. Se subió a un taxi. Y “frente a la escuela de las Hermanas Esclavas me interceptaron dos Ford Falcon y me entregué”. A partir de ahí comenzó un infierno que duró cuatro largos meses.
En este sentido expresó que cuando su padre le preguntaba a Zimmerman por él, éste le respondía que el ERP lo había secuestrado.
Elías relató que casi todos los días sufrió torturas. “Siempre me preguntaban si mantenía relaciones sexuales con la hija de Zimermman”, indicó. Además narró que en el lugar donde estuvo detenido solamente tenía un tarro para sus necesidades. Escasamente comía y cada vez que lo hacía eran desperdicios. Hasta llegaron a consumir fideos crudos. En varias ocasiones lo subieron a una especie de parrilla, le ataban los pies y manos. Le pagaban y picaneaban con tanta vehemencia que “un día me tragué un pedazo de lengua”, dijo.
También contó que un día con Leccese estaban rezando, dos guardias se acercaron y uno de ellos le quebró el esternón de una trompada.
Reconoció como su secuestrador y torturador a Luis De Cándido.
El testigo no recordaba su nombre con precisión pero en una parte de su relato hablaba de un tal Cattaneo. Hasta que mencionó que lo había visto hace dos años cuando fue a buscar a su mujer de la universidad donde trabaja. Y por calle Chacabuco al 400 se lo cruzó.
Minutos antes el hombre había pedido permiso para ir al baño. Al volver al banquillo, se dio media vuelta y lo señaló.
Desde las 9 continúan las audiencias
Sebastián Ganzburg
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