Referencia ineludible del Nuevo Canto Latinoamericano y de la canción de protesta de fines de los 60 y comienzos de los 70, el grupo Quilapayún se dividió en la década del 90, dando origen a dos agrupaciones que comparten el nombre: la liderada por Rodolfo Parada y Patricio Wang, conocida como Quilapayún Francia que editó este disco; y otra bajo el ala de Eduardo Carrasco y que se denomina Quilapayún Chile.
"Absolutamente" es un registro discográfico que sucede a "Quilapayún a Palau", que reproduce un recital en vivo de 2003 en Barcelona y a "Al horizonte", disco grabado en 1999.
Para dialogar sobre el nuevo material y la manera cómo el grupo sigue actualizando la larga tradición del Nuevo Canto Latinoamericano, Télam charló con Rodolfo Parada
¿Cómo fue el proceso de gestación y elaboración de "Absolutamente"?
Nuestras creaciones son un proceso ininterrumpido, grabemos o no. Como somos exigentes y lo que nos mueve es hacer nuevas proposiciones en cada disco, de repente nos paramos, volvemos atrás, retomamos algunas cosas. En este proceso, a veces nos encontramos con un conjunto de materiales que nos satisfacen y que decidimos grabar porque tienen una coherencia.
En el caso de este cd, por un lado fuimos constatando que en muchas canciones buscábamos el sonido coral e instrumental característico del Quilapayún además de que -coherentes con lo que siempre ha sido nuestro grupo- arriesgábamos nuevas proposiciones musicales, textuales y sonoras que nos ponían en cuestión.
¿Cuáles son en la actualidad las coordenadas que rigen el trabajo creativo de Quilapayún?; ¿qué elementos permanecen de la irrupción del grupo en el marco del Nuevo Canto Latinoamericano y cuáles se han modificado o incorporado?
Al principio, como ocurre con muchas cosas, somos solamente un amontonado de pasiones, deseos, intuiciones, ganas de expresarnos a través de la canción, pero poco a poco se van asentando objetivos, coordenadas, principios.
Los que fueron esenciales en los inicios son: 1) apego a la tradición y defensa de sus referentes musicales y culturales; desde la selección del nombre Quilapayún (3 barbas en mapuche), elegido por Julio Numhauser, iniciador del conjunto y en esos momentos estudiante de antropología; 2) manifestación abierta de nuestra sensibilidad frente a los problemas socio-políticos.
Más tarde, desde los comienzos del exilio, sentimos la necesidad de expresarnos más nosotros mismos a través de nuestras canciones. Quizás en esa etapa se asentó con mayor fuerza un tercer parámetro que no obstante estaba presente desde los orígenes: ser sujetos de nuestras creaciones, viviendo nuestro arte como un permanente desafío de innovación.
El disco revela, al mismo tiempo, un respeto por la tradición y también la incorporación de una modernidad sonora, ¿cómo conjugan estos dos elementos, con qué criterios, a qué búsquedas responden?
Todos los artistas hacen su arte con lo que son, con lo que van conociendo y viven. Nuestro interés por la tradición viene desde los principios del grupo. Por curiosidad musical, influencias, respeto, búsqueda de la autenticidad cultural, placer. En todos nuestros discos hay un relato de esta relación y se puede constatar que ésta siempre ha sido "abierta", permeable a otras influencias.
El resultado de todos estos vínculos es lo que hace entonces que nuestro disco "Absolutamente" pueda ser recibido como una producción que respeta la tradición, pero que al mismo tiempo incorpora una modernidad tanto composicional como sonora.
¿Cómo evalúan a la distancia la resonancia y el impacto del Nuevo Canto Latinoamericano en la geografía cultural de la región y cuáles fueron para usted sus principales logros y aciertos?
El Nuevo Canto Latinoamericano, nacido en los años 60, corresponde al surgimiento de una música con ansias de un respiro profundo. Cuando se encuentra con la ebullición social, deviene un fuerte movimiento de Nueva Canción.
Esta nueva canción se transforma en una poderosa corriente de creatividad autóctona y de defensa de la identidad cultural. En ocasiones se viste con los ropajes de la urgencia, de la denuncia, de la agitación y de la propaganda, por las ganas de participar en los procesos políticos que impulsan los cambios.
Pero su impacto mayor consiste en haber proyectado nuestra música hacia una modernidad de claro contenido nacional y popular, con ambiciones artísticas propias al arte más exigente.
Cuál es su visión actual de la música del continente, por dónde pasan hoy las propuestas más interesantes y genuinas?
Nosotros estamos abiertos a todas las búsquedas, experimentaciones y proposiciones, en el entendido de que todo es necesario para hacer un mundo. Y como no somos especialistas de toda la música del continente, somos reacios (pudorosos) cuando se trata de emitir juicios sobre el trabajo de nuestros colegas.
Nuestra música latinoamericana, que va desde la bachata hasta las obras de Celso Garrido Lecca, es suficientemente rica y diversa como para que cada creador encuentre su placer composicional y cumpla con los deberes de su libertad, en cualquier género o instrumento.
El tiempo nos irá diciendo lo que hace o no escuela, lo que dura o responde solamente a una moda, lo que se añadirá como una nueva capa a nuestro milhojas cultural.
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