A un mes y medio de cumplir 50 años, Rafael Correa se encamina a revalidar sus pergaminos políticos en Ecuador con una victoria en primera vuelta, anticipada por todos los sondeos, que le permitirá asumir un nuevo mandato presidencial de cuatro años en el que intentará profundizar su modelo de "revolución ciudadana".
Correa logró expresar los anhelos de cambio y estabilidad democrática. Si logra su reelección, apuntalará los procesos de cambio que vive Amércia Latina.
Nacido en Guayaquil el 6 de abril de 1963, Rafael Vicente Correa Delgado
es un firme defensor de la integración latinoamericana, que supo
sumarse y entregarse con pasión a la causa regional a partir de 2006,
acompañando a otros mandatarios que coincidieron en el tiempo con los
mismos ideales, como Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales y Néstor y
Cristina Kirchner, entre otros.
Economista surgido de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil,
obtuvo luego sendos masters en Bélgica y en Illinois (EEUU),
experiencias que le permitieron también un conocimiento profundo del
inglés y el francés.
No son esos los únicos idiomas -aparte del español- que Correa domina,
ya que también logra expresarse con correción en el quechua, que
aprendió cuando fue misionero voluntario en las sierras.
Casado con la belga Anne Malherbe Gosseline y padre de Sofía, Anne
Dominique y Rafael Miguel, Correa se está conviertiendo en estos días en
el primer presidente ecuatoriano que logra finalizar su mandato desde
1996, ya que quienes intervinieron desde entonces -fueran democráticos o
de facto- terminaron abruptamente sus gestiones por golpes militares o
levantamientos populares.
No le fue fácil, no obstante, alcanzar este record, ya que el 30 de
septiembre de 2010 debió soportar un levantamiento policial por reclamos
salariales que devino en intento de golpe de Estado, episodio en el que
la vida del propio Correa estuvo en peligro y se contabilizaron diez
muertos y unos 300 heridos.
Esa intentona golpista recibió la condena inmediata de los mandatarios
de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se reunieron en
Buenos Aires, convocados de urgencia por la presidenta de Argentina,
Cristina Fernández de Kirchner, y su marido, el fallecido expresidente
Néstor Kirchner, quien en ese momento era secretario general del
nucleamiento.
La actuación pública de Correa había arrancado más o menos cinco años
antes, el 20 de abril de 2005, cuando el presidente Alfredo Palacio, que
asumía el cargo desde la vicepresidencia por el derrocamiento popular
de Lucio Gutiérrez, lo nombró ministro de Economía.
Muchos pensaron entonces que el profesional con masters en el exterior
impulsaría políticas neoliberales, pero el joven ministro marcó rápidas
diferencias oponiéndose públicamente a la firma de un Tratado de Libre
Comercio (TLC) con EEUU y rechazando consejos del Fondo Monetario
Internacional (FMI), para apoyar planes de cooperación con varios países
latinoamericanos.
El poder internacional no le iba a permitir semejante insolencia, a
punto tal que el Banco Mundial le trabó la llegada de un préstamo que
Ecuador necesitaba en forma perentoria, hecho que detonó la salida de
Correa del ministerio apenas tres meses y medio después de haber
asumido.
A inicios de 2006 fundó Alianza PAIS (Alianza Patria Altiva y Soberana),
y en la campaña propuso una asamblea constituyente que redactara una
nueva constitución del Ecuador.
El mensaje del joven candidato llegó con amplitud a muchos sectores de
la clase media y también de la comunidad indígena gracias a su dominio
del quechua, lo que hizo que alcanzara el triunfo en los comicios del 26
de noviembre de 2006 al vencer en segunda vuelta a Alvaro Noboa.
Para llegar a ese primer triunfo electoral, Correa hizo una campaña en
la que se presentaba como perteneciente a "una izquierda cristiana" y
enarbolaba su cercanía ideológica con Chávez y otros presidentes de la
región.
Al final de cada acto de campaña, el todavía candidato se mostraba
blandiendo un cinturón y preguntaba a la multitud qué había que hacer
con los corruptos, con los que no trabajaban para el país, con los
empresarios que evadían impuestos.
Entonces daba un "cinturonazo" al aire, a modo de latigazo, cada vez que sus seguidores respondían con un "¡dale Correa!".
En su discurso de toma de posesión se refirió a la necesidad de "la
lucha por una Revolución Ciudadana, consistente en el cambio radical,
profundo y rápido del sistema político, económico y social vigente", y
volvió a la carga con su propuesta de reforma constitucional, que se
concretó y desembocó en nuevos comicios en noviembre de 2006, cuando
Correa llegaba al tercer año de mandato.
En esta elección se alzó con la victoria en primera vuelta con 51,99 por
ciento de los votos, rércord en la historia del país, con lo que
accedió a este turno presidencial que está concluyendo, en el que se
mantuvo alineado a las políticas regionales y profundizó las políticas
sociales que intentan rescatar de la pobreza a millones de
ecuatorianos.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff