Tanto expertos en economía como políticos y empresarios están de acuerdo en que una zona de libre comercio entre EE. UU. y la Unión Europea impulsaría el crecimiento económico a ambos lados del Atlántico. El tratado podría, además, asegurar que las reglas del juego de la economía mundial no sean impuestas en el futuro por China, sino por Occidente.
Las dos grandes potencias económicas quieren unirse en una zona de libre comercio, pero existen enormes obstáculos, dicen expertos. ¿Un gran proyecto destinado a fracasar?
Desde el punto de vista financiero, un tratado tan amplio permitiría una redistribución de roles en el comercio mundial. El intercambio comercial entre la UE y EE. UU. representa el mayor flujo bilateral del mundo. Día a día se registra un volumen de negocios por más de 1.800 millones de dólares a través del flujo de bienes y servicios. Si se suma el movimiento comercial de ambas potencias, el resultado correspondería a la mitad del rendimiento económico global, y a cerca de un tercio del flujo comercial mundial.
De acuerdo con estimaciones, un tratado de libre comercio con EE. UU.,
que abarcaría a cerca de 800 millones de personas, incrementaría el
Producto Interno Bruto anual de la UE en un 0,5 por ciento, es decir, en
65.700 millones de euros por año. El aumento del PIB de EE. UU. rozaría
esa misma cifra. Asimismo, debido al tamaño de ambos mercados, una
unión transatlántica del estándar industrial y las patentes podría hacer
que esas normas tuvieran validez internacional, lo que sería una
ventaja, en especial, para la industria europea.
Amplio apoyo al tratado
En Europa ya se percibe un amplio apoyo político a la creación de un
tratado transatlántico de libre comercio. La canciller alemana, Angela
Merkel, y el primer ministro británico, David Cameron, se manifestaron a
favor del mismo. Y luego del informe positivo de un grupo de trabajo
europeo-estadounidense acerca de las oportunidades que ofrecería un
acuerdo de ese tipo, tanto el presidente de la Comisión Europea, José
Manuel Barroso, como el presidente estadounidense, Barack Obama,
expresaron su aprobación.
Diferencia en normas y regulaciones
Sin embargo, a pesar de que se espera que el informe citado recomiende
iniciar las negociaciones en breve, todavía no es seguro si se hará
realidad el proyecto de una zona transatlántica de libre comercio.
Daniel Gros, director del Centro de Estudios de Políticas Europeas, da
su visto bueno al acuerdo, pero advierte sobre posibles obstáculos: “El
gran problema es la independencia de las diferentes autoridades”, dice, y
pone como ejemplo a la Administración de Alimentos y Medicamentos de
EE. UU. (FDA). “Es un tema muy delicado, ya que no es seguro si esa
autoridad estadounidense podría aceptar sin más una certificación
europea, y viceversa”, añade Gros.
Algo parecido sucede en lo referente a la regulación y patentado de
otros productos y servicios. La UE exige, por ejemplo, que se
identifique a los alimentos derivados de la manipulación genética en sus
etiquetas. Y se espera que, de llevarse a cabo el tratado, se
estandaricen servicios como los seguros y otros productos financieros.
“No me parece realista que un acuerdo de libre comercio pueda armonizar
todas esas reglas”, dice Charles Ries, vicepresidente de la Rand
Corporation de Washington. Ries, que participó en las negociaciones que
dieron lugar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA),
de EE. UU. con México y Canadá, cree que se debería favorecer una
solución a pequeña escala: “Me parece que habría que considerar un
tratado de libre comercio que anulase todos los impuestos aduaneros y
otras tarifas entre Europa y EE. UU.”.
Pero tanto EE. UU. como Europa van por todo. “Las barreras aduaneras no
son realmente claves en el comercio transatlántico”, señaló el vocero
del Comisionado de Asuntos Comerciales de la UE, Karel de Gucht, en
conversación con DW. Y agregó que “los grandes obstáculos son las
diferencias en cuanto a normas y estándares, por lo cual no solo
queremos anular las barreras aduaneras, sino que, sobre todo, aspiramos a
equilibrar las regulaciones”.
Malas experiencias
Los expertos dudan de si se podrá lograr cerrar un tratado de libre
comercio transatlántico, y recuerdan que la visión de un acuerdo de ese
tipo existe desde hace mucho tiempo, pero nunca se hizo realidad. Sin
embargo, aun cuando la UE y EE. UU. comiencen a negociar en los próximos
meses, todo indica que no será fácil que tengan éxito, ya que los
intermediarios del Gobierno estadounidense y la Comisión Europea no
pueden tomar decisiones sin que éstas sean aprobadas antes por el
Congreso estadounidense y por el Parlamento Europeo.
No solo el Gobierno de EE. UU., sino también los expertos en la materia,
resaltan que es necesario acelerar las negociaciones por medio de una
agenda definida. Luego de un año de negociaciones se debería llegar a un
acuerdo, y pasados dos o tres años, debería cerrarse el tratado. Daniel
Gros, por su parte, advierte que “es peor empezar un gran proyecto y no
terminarlo, que no haberlo empezado nunca”.
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