El carnaval uruguayo tiene su figura mítica, emblemática, conocido por todos como Kanela, de 79 años, que saldrá en el Desfile de Llamadas vestido con plumas, pestañas postizas y las uñas pintadas como el bailarín principal de la comparsa Tronar de Tambores, que fundó en 2005.
Kanela no sólo recibió todos los premios del carnaval uruguayo a lo largo de su extensa carrera de más de 62 años sobre los tablados, sino que 25 veces fue elegido como Mejor Bailarín en el concurso oficial del Teatro de Verano, además de haber integrado las comparsas de mayor renombre y ser él mismo director de varias.
Homosexual sin complejos, nacido en una familia pobre de Nico Pérez, departamento de Florida, Kanela llegó a Montevideo en 1948 y comenzó a trabajar en la noche y en los cabarets.
“En la década del `50 -cuenta- Montevideo era la `casita de plata` de Buenos Aires, había cerca de 40 locales nocturnos entre cabarets y casas de copas, además de casino e infinidad de prostíbulos; era un ambiente muy animado, había orquestas, grandes cantores, bailarines”.
El fue quien, junto al director de comparsas Carlos Alvín “Pirulo”, introdujo las vedettes en la comparsa uruguaya en la década del 50, generando una asociación entre los artistas del vodevil y los del carnaval que duró muchos años.
“Teníamos un problema y era que cuando la comparsa llegaba al escenario todo era la queja del negro y ahí nos sacaban ventaja otros integrantes de las troupes carnavaleras como los grupos de parodistas y humoristas, de modo que quisimos dotar a la comparsa de más glamour, de fantasía, y empezamos a salir con vedettes”, cuenta en charla con Télam.
“La primera vedette que salió en una comparsa fue Martha Gularte en Morenada de Cuareim y después yo hice pareja muchísimos años con la Negra Johnson en Fantasía Negra, que era de Palermo, mi barrio, y que ganó 15 años seguidos los premios de carnaval”, remarca.
La Negra Johnson, que fue la gran amiga de la vida de Kanela y con quien vivió los últimos años, se trata de una notable vedette de la revista uruguaya que llegó a Montevideo con una compañía venezolana y se quedó afincada al enamorarse de un coronel del que fue su querida.
Kanela, nacido bajo el nombre de Julio Sosa y pae de la religión Umbanda, dice que la idea de la vedette surgió de la revista porteña.
“Nosotros no lo decíamos pero nuestra idea era que en la comparsa cuando subía al escenario hubiera también una idea de show y por eso tomamos cosas de la revista porteña, que por entonces era esplendorosa y tenía figuras increíbles como Nélida Roca, la Negra Montes, las hermanas Rojo”, señala.
“Fue un cambio fuerte, pensamos en el vestuario, en las coreografías, en ese entonces las comparsas eran 14 o 15 tamborileros, una mamá vieja, un granillero, un escobero y algunas bailarinas a las que se decía `bailaratas` porque bailaban en patas”, cuenta.
A partir de ahí, además de mantener sus identidades históricas como los personajes, el candombe y la cuerda de tambores, la comparsa ganó volumen sobre el escenario, incorporando cantores de tango y músicos de las orquestas de los cabarets.
“El caso es que luego de desfilar en carnaval vedettes como la Negra Johnson, Martha Gularte o Rosa Luna no bajaban su cartel en el cabaret sino que su figura iba en ascenso y fueron las tres grandes nombres de la noche montevideana por años”, señala.
“Además -agrega- el carnaval fue el ámbito donde se forjaron grandes artistas uruguayos, gente que después adquirió renombre, muchos de ellos que fueron a trabajar a Buenos Aires y que quizás no dijeron de dónde habían salido”.
La vida de Kanela se distribuyó casi indistintamente entre la noche del carnaval y la noche del cabaret, trabajó como bailarín de revista en los más renombrados de Montevideo de las décadas del 50 y el 60 como el Royale Pigalle, Bonanza, el Club de París, también dice haber actuado en el Folies Bergere de París y haber compartido noche y escenario con Josephine Baker y Gilbert Becaud.
De sus itinerarios nocturnos no fue ajena la Argentina, ya que con un conjunto de bailarinas hizo números en cabarets de Rosario, Azul, Olavarría, Santa Rosa de la Pampa, Pehuajó, entre otros lugares y algunas noches que recuerda.
De la comparsa dice que “es quizás el único lugar donde todos somos iguales” y señala que “son raíces ancestrales que siempre hay que mantener vivas”.
Famoso por su pase por Morenada y Fantasía Negra, consideradas las máximas comparsas del carnaval uruguayo y que guardaban entre sí una profunda rivalidad ya que eran de los barrios de Cuareim y Ansina, en la década del 70 se inicia como director.
Tuvo a su cargo y organizó Piel Morena, que tuvo a Rosa Luna como vedette y entre 1977 y 2001 dirigió Kanela y su Barakutanga, para a partir de 2002 sacar Tronar de Tambores, con la que el año pasado ganó el primer premio del Desfile de Llamadas.
A los 79 años sigue saliendo en los desfiles de su comparsa, se presenta también en el concurso oficial del Teatro de Verano en una versión escénica de Tronar de Tambores, diseña el vestuario y arma las coreografías de su grupo, fiel a un destino que lo marcó para siempre.
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