La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pidió ayer a los alcaldes de todo el país trabajar y actuar para evitar que se repitan tragedias como la del incendio del domingo a la madrugada en una discoteca de la ciudad de Santa María, sur del país, que causó la muerte de 233 personas.
"Hablo desde el dolor para recordar la responsabilidad que todos nosotros desde el Poder Ejecutivo tenemos con la población. Frente a la tragedia, tenemos que asegurar que jamás se repetirá", afirmó la presidenta durante un encuentro con alcaldes en Brasilia.
La mayoría de los muertos eran jóvenes universitarios de Rio
Grande do Sul, estado del extremo sur del país. "Las víctimas
eran jóvenes, tenían sueños, podían ser nuestros futuros
alcaldes, presidentes y presidentas, científicos, agrónomos,
psicólogos y jueces. Ellos podían ser los nietos de cada uno de
nosotros", dijo Rousseff.
La mandataria estuvo en Santa María el domingo horas después
de la tragedia, el peor incendio de los últimos 50 años en
Brasil. Allí llegó luego de suspender su participación en la
cumbre de países latinoamericanos y caribeños (Celac) con la
Unión Europea.
Rousseff enfatizó sobre la necesidad de controles y fiscalización por parte de las autoridades municipales. La discoteca Kiss no tenía desde agosto pasado la aprobación de la habilitación del plan preventivo de los bomberos.
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