Con grandes esperanzas viajó la canciller alemana, Angela Merkel, a Santiago de Chile. La Cumbre UE-CELAC concluyó sin que los europeos lograran el objetivo deseado. Los europeos se marchan a casa medianamente satisfechos: en los catorce folios de declaración final se aboga por confianza y seguridad para las inversiones europeas.
“Apuntando alto” fue el lema de la CumbreUE-CELAC. La reunión de los 60 jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y de América Latina y el Caribe no puede calificarse de éxito rotundo. No se logró el gran objetivo de los europeos: firmar finalmente, después de años de negociación, el acuerdo de libre comercio con el Mercosur.
Aun cuando algunos jefes de Estado –el presidente de Chile, el de Brasil y el de Colombia- abogaron por un comercio más libre, Cristina Fernández de Kirchner, al frente de Argentina, el segundo país más grande del bloque sureño, no dio su brazo a torcer: “Tenemos a los países emergentes, con sus industrias en proceso de desarrollo, y por otra parte la estabilidad de Europa. Es importante reconocer las asimetrías para no hacer daño a nuestra industria z especialmente a nuestros pueblos”.
Freno y acelerador
Sentada a su lado estaba Angela Merkel, la canciller alemana, algo así como la estrella de la Cumbre. Merkel llegó al límite de la diplomacia: “Nos preocupan mucho ciertas tendencias proteccionistas en algunos países”, afirmó al margen de la cumbre, añadiendo que hablaría con la presidente argentina. Pero Kirchner defendió su postura proteccionista sin quitar el pie del freno: después de las largas negociaciones, las condiciones han cambiado sustancialmente y Mercosur tendrá que discutir al respecto. Como más pronto, a finales de año podría presentar una oferta a los europeos.
Así la cumbre se convierte en un encuentro de éxitos modestos. “No había vivido una Cumbre en la que las relaciones fueran tan estrechas, abiertas y dinámicas como ésta”, declaró la canciller Merkel, visiblemente impresionada, después de la primera jornada. Europa y América Latina se han acercado visiblemente.
Por su parte los estados americanos observan con una mezcla de escepticismo y curiosidad el manejo de la crisis europea. “Lo más importante para estos países es que tienen la impresión de que superamos la crisis como eurozona y que no dejamos en el camino a ningún país”, subrayó Angela Merkel. Ya la manera en que se presentaron los latinoamericanos y caribeños fue una reacción a los europeos: por primera vez, organizados en la CELAC, hablan con una sola voz. Con el crecimiento económico, aumenta la autoestima: la CELAC se ve de igual a igual con los europeos.
Todos satisfechos
Los europeos se marchan a casa medianamente satisfechos: en los catorce folios de declaración final se aboga por confianza y seguridad para las inversiones europeas, un objetivo declarado de la UE, a la luz de la irritación que han causado en los últimos meses las nacionalizaciones en Bolivia y Argentina.
Ahora Europa tiene que darse prisa para no perder competitividad afirmó Merkel. Esto significa desarrollar buenos productos y reducir la deuda. Con todo, no se trata de que América Latina se vuelva un paraíso para las inversiones: los países de la CELAC quieren cooperar con los europeos en aras de ventajas mutuas. Un think tank latinoamericano ha desarrollado ya planes de cómo aprovechar las inversiones europeas no sólo para generar ventajas económicas sino para desarrollar la sociedad civil. Hasta la siguiente cumbre, que será en dos años en Bruselas, se tendrán que reajustar los objetivos.
Autor: Marc Koch, desde Santiago de Chile (mb)
Editora: Claudia Herrera Pahl
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