Los tatuadores, cuyo arte se remonta a la Edad de Piedra y en la actualidad se refleja en una comunidad global en expansión, se refieren a su oficio como una artesanía que se aprende de la mano de la vieja tradición maestro-discípulo.
"El tatuaje se parece más a una artesanía con maestros que crean sus propios librillos y se los enseñan a otros. Es como el maestro con su discípulo", dice aTélam Jee Sayalero, uno de los tatuadores más convocantes de la tercera Convención Internacional de Tatuajes de Mar del Plata, que se desarrolla desde el viernes y hasta hoy en el Torreón del Monje.
Sayalero nació en Venezuela y hace una década dejo a un lado su profesión de ilustrador y diseñador gráfico para dedicarse de lleno al universo del tatuaje, donde la enseñanza no reside en las instituciones académicas sino "en la formación con otros tatuadores, como un linaje de pertenencia", explica.
Al igual que Jee, FAT aterrizó a Mar del Plata desde el País Vasco con sus diseños de realismo sucio y en relación al no lugar que ocupa el tatoo en las enseñanza artística oficial, asegura contundente: "Nada de escuelas ni de pollas; para aprender a tatuar hay que cometer muchos errores, equivocarse una y otra vez",
De ahí que FAT considera que el tatuaje no debería ser entendido como una rama del arte porque así "se correría el peligro que se pierda el sentido. No se trata de un póster bonito, es algo que va en la piel y envejece con la persona que lo lleva, no vale cualquier cosa sólo por ser una obra estupenda".
En ese sentido, la inmortalidad de esta expresión corporal esconde más que un simple diseño de contemplación, porque, como señala Sayalero, quienes tienen tatuajes "son personas muy sinceras, llevan en la piel sus gustos e intereses. Cualquier persona puede leer sobre lo que llevas. Por ejemplo mi dorso es el mar Caribe porque nací allí".
¿Por qué la gente se tatúa? Primero por gusto, después, según el venezolano, "tiene que ver con lo que la Antropología denomina ´rito de paso´, que ha existido desde siempre en las sociedades. Tal es así que se han descubiertos casos como el tío prehistórico que encontraron en Italia hasta la Señora de Cao en Perú que está toda cubierta de tatuajes".
Por su parte, el vasco considera que los tatuajes no son esenciales en la existencia de nadie pero "conlleva eso de espiritual y ancestral dado que tienes que pasar por una suerte de ritual que es el dolor y decidir que vas a hacer algo que no se va a borrar mientras vivas. El ser humano ha pasado desde siempre por rituales, incluso antes del tatuaje, y aunque no se hace por el rito es eso lo que engancha".
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