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Tom Cruise regresa a la pantalla grande con "Jack Reacher-Bajo la mira"

Cuando todo hacía suponer que esta nueva producción destinada principalmente a la gran taquilla iba a quedarse en ese lugar ya demasiado transitado del cine de acción y suspenso, el director Christopher McQuarrie da una sorpresa que reposiciona el estado actual del cine industrial estadounidense y a sus hacedores.

En los Estados Unidos, autoproclamado el país de la libertad, se hace culto a las armas porque estas son, a fin de cuentas, las protectoras indiscutibles de las propiedades privadas. Las armas son protagonistas principales de muchas de sus historias, reales o de ficción, con final de triunfo o de tragedia.

El culto incluye una fascinación por la violencia desmesurada, porque para la idiosincrasia en la que se vienen formando desde hace más de dos siglos, una vez alcanzada "la libertad", el fin justifica defenderse de sus enemigos dentro y fuera del país, como sea dentro o fuera de la ley.

Sin embargo, esa violencia que se viene manifestando más allá de sus fronteras con diversas formas, y hasta guerras inacabables, casi sin excepciones relacionadas con la invasión a territorios lejanos, estratégicos o con riquezas naturales, también tiene consecuencias tierra adentro, y cada vez son más graves.

La falsa inseguridad que en verdad es un permanente terror a una inseguridad prefabricada y en consecuencia a una forma de vida sometida al terror donde armados hasta los dientes se promueven masacres escalofriantes que se repiten una detrás de la otra. 

Así comienza la historia de “One Shot”, la novena entrega de la serie de thrillers escritos por el británico (ahora en Estados Unidos) Lee Child, con eje en el ex oficial militar estadounidense Jack Reacher, ultraentrenado y multicondecorado pero alejado por completo de su profesión, defraudado por el falso patriotismo de sus líderes políticos y militares.

En la ciudad de Indiana, y desde un estadio de beisbol, un francotirador muy hábil hace seis disparos a plena luz del día y deja a cinco víctimas mortales tendidas en la vereda de un parque vecino, repleto de gente de todas las edades.

La investigación encarada por un detective de la policía da como autor de la masacre a un ex soldado estadounidense cuyo último antecedente militar es haber cometido una serie de crímenes en Irak, que no obstante fueron licuados por conveniencia de sus superiores.

Una vez internado, ya que entró en coma al ser arrestado, y al ser interrogado responde entregando un papel en el que escribe un nombre, el de Jack Reacher, que nadie sabe quién es ni qué lo relaciona con este hecho.

Reacher, el ex agente militar con capacidades especiales, tanto del tipo psicológico como en destreza física, aparece en escena, igual que la abogada que tiene a su cargo la defensa de oficio, que es hija nada menos que del fiscal de distrito.

¿Qué motivó la convocatoria de Reacher en esta historia? ¿Cuál es la trama que se esconde detrás de toda esta historia, tan parecida a la de decenas de muertes de a montón que se leen periódicamente en diarios de todo el mundo?

Jack Reacher está convencido de algo: un francotirador demente como el que él conoció en Irak y ahora es probablemente el autor de estos crímenes sin sentido aparente, difícilmente pueda errar un tiro, y está dispuesto a todo con tal de saber la verdad.

La serie protagonizada por Jack Reacher va ya por la entrega 17, y en todos los casos la respuesta de los lectores recordó las ventas masivas de los “pulp fiction” de hace medio siglo. Su autor es Lee Child (seudónimo de Jim Grant), quien tras una importante carrera en la TV de su país, se instaló en Manhattan donde se lanzó a la literatura.

Child, que ahora tiene 59 años, recibió aplausos estos últimos siete años por los relatos escritos a toda velocidad, uno de los cuales, el noveno, es el primero en ser llevado a la pantalla dando pie a un nuevo gran negocio.

Por lo visto, y con parte de lo cosechado en su larga carrera, Tom Cruise se hizo de los derechos para esta adaptación que propuso a Christopher McQuarrie, también director recordado por su anterior “Al calor de las armas” y algunos guiones famosos (el de "El turista", por ejemplo), y se puso él mismo al frente de un elenco muy sólido.

Junto a Cruise cumplen los papeles más importantes Rosamund Pilke (“Orgullo y prejuicio”, “Furia de titanes 2”), Richard Jenkins (“Mátalos suavemente”, “La cabaña del terror”), David Oyelowo (“Historias cruzadas”), Robert Duvall como un veterano armero y el cineasta alemán Werner Herzog como el peor de los villanos.

El guión de McQuarrie elude a los lugares comunes del Hollywood actual, puro envase y vacío de contenido, a ninguna escena rodada con animación en 3D (todo es artesanal), a ninguna barbaridad imposible de creer, si bien hay mucha violencia no necesita ríos de sangre y, crease o no, a ningún romance y mucho menos sexo, ni un beso, casi un milagro.

Como si fuese poco, en sus más de dos horas de proyección el filme expone al personaje con profundidad, recurre al humor corrosivo con muchísima tensión, una buena persecución, suspenso sin trampas, una excelente imagen (nocturna, del veterano Caleb Deschanel) ni un segundo de caída de ritmo y muy convincentes actuaciones.