¿Una vida sin preocupaciones como jubilado? Eso ocurre raramente en Europa. Al mismo tiempo que la esperanza de vida se extiende, la tasa de natalidad disminuye. La crisis pone al sistema social en más dificultades.
Para una enorme cantidad de personas del norte de África que vive en la pobreza o la persecución política, Europa es algo así como la tierra prometida. Miles ponen en riesgo sus vidas en cruces ilegales por el Mediterráneo. Para ellos, el debate que preocupa a Europa puede parecer abstracto: la pobreza durante la vejez. En especial cuando la diferencia entre la pobreza en Europa occidental y África es tan profunda.
Si bien el nivel de desarrollo europeo está lejos por sobre las condiciones de
vida de África, en la Unión Europea empiezan ya a sonar las primeras alarmas.
Porque no solo el incremento en el número de adultos mayores empieza a teñir de
gris la sociedad, sino que también la crisis del euro pone bajo una presión
creciente a los sistemas sociales. En muchos países europeos hay cada vez menos
personas en edad de trabajar y ha aumentado, además, el desempleo. Como
consecuencia, las pensiones y los pagos empiezan a encogerse.
La vida
misma en peligro
Según los cálculos de la Comisión de la UE, el
número de personas mayores de 60 años está creciendo a un ritmo que hace que hoy
sea el doble que hace diez años, de manera tal que los países de la UE ya
invierten el 10 por ciento de sus PIB en el pago de pensiones. Y esa proporción
seguirá incrementándose. Actualmente viven en la UE 120 millones de jubilados,
lo que representa al 24 por ciento de la población total. Hasta hace poco, la
imagen del pensionado pobre apenas existía en países como Alemania o Gran
Bretaña. “No hay datos precisos sobre pobreza en la UE”, dice Michael
Dauderstädt, de la Fundación Friedrich Ebert, “pero debido a la estructura de
los planes de pensiones en la mayoría de los países de Europa, todo sugiere que
el riesgo de caer en la pobreza va en aumento”.
Según la información disponible, España, Portugal y Grecia tienen tasas
relativamente altas de pobreza en la tercera edad. “Hablamos de cifras entre el
20 y el 27 por ciento”, dice Dauderstädt. Es de suponer que esta tendencia se ha
incrementado como consecuencia de los planes de austeridad, dice el experto. En
el caso de Grecia, lo puede decir con certeza. “A comienzos de diciembre de 2012
pasé una semana en ese país. En efecto, las pensiones se han reducido
drásticamente”.
Reino Unido a la retaguardia
Según un
estudio de la Fundación Friedrich Ebert, no solo los países que usan el euro
tienen problemas de este tipo. Gran Bretaña también se suma a la lista. Allí las
pensiones públicas son relativamente bajas, por lo que la atención se centra en
otras prestaciones sociales, que son extremadamente vulnerables a los vaivenes
de la economía. Por el contrario, Holanda muestra valores positivos. Entre ambos
se ubica Alemania, con una tasa de pobreza del 15 por ciento para los mayores de
65 años. Está peor que Holanda, pero mucho mejor que Dinamarca y Gran
Bretaña.
En el marco del incremento de la pobreza en las personas
mayores, las mujeres son las que más sufren. La brecha salarial entre hombres y
mujeres es enorme, a pesar de los esfuerzos por la igualdad de género. En la UE
las mujeres reciben en promedio un 17 por ciento menos de salario por hacer el
mismo trabajo que los hombres. Entonces recibirán una pensión más baja y corren
el riesgo de estar aseguradas por menos tiempo que los hombres.
Los
europeos quieren trabajar más años
“Es muy importante pensar de
antemano en los ingresos de la tercera edad, para promover el empleo y asegurar
que cada vez más personas trabajen por más tiempo, de manera tal de mejorar las
pensiones”, dice el comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión,
Laszlo Andor. En la UE, Suecia es un ejemplo positivo. Los escandinavos tienen
desde hace más de diez años las mayores tasas de empleo para los trabajadores de
entre 55 y 64 años.
El tema de las pensiones es, debido a la crisis
financiera, algo más difícil de llevar, admite Andor. “Pero al menos podemos
sugerir medidas para restaurar la estabilidad”. Andor puede sentir que sus
medidas son apoyadas por la mayoría de los europeos. Una encuesta de
Eurobarómetro muestra que el 61 por ciento de los europeos está a favor de que
los pensionados vuelvan a trabajar, siempre y cuando las condiciones de empleo
sean las adecuadas.
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