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Escofet revela el universo que existe en la música para el cine

El artista platense Sebastián Escofet atraviesa un intenso presente que lo llevó a realizar la música de la premiada "El último Elvis", de Armando Bo, y de la "Mala", la película de Adrián Caetano cuyo estreno está previsto para inicios de 2013.

Dueño de una sólida carrera musical -grabó 18 discos con canciones propias y participó en trabajos de Estelares, Jorge Drexler, Fabiana Cantilo y María Gabriela Epumer-, Escofet fue sumergiéndose en el cine empujado por su interés en vincular la música con la imagen.

Nacido en 1968, se crió en una familia de músicos y si bien es multiinstrumentista, reconoce a la guitarra como su instrumento.

En los 80, el amor hacia el cine lo llevó a estudiar en la escuela de Avellaneda, experiencia que lo formó para encarar un camino profesional específico: poner su sensibilidad y oficio al servicio del séptimo arte.

"Mi amor por el cine hizo que tenga una narrativa distinta, ya sea en canciones o en un trabajo instrumental. Conozco mucha gente relacionada con la imagen y mi música empezó a gustarle a un montón de artistas que estaban metidos en el mundo del cine y que me fueron abriendo puertas", expresa Sebastián Escofet en diálogo con Télam.

En cuanto a cómo se trabaja en la intimidad de un proyecto cinematográfico, cuenta que "como músico tenés que captar la sensibilidad que la película está necesitando, uno tiene que buscar estructuras que tengan sincronicidad con la imagen y es necesario tener cintura para poder moverte de un área a otra".
"Nuestra tarea es ir buscando los ritmos internos, porque en una escena hay un ritmo de cámara pero a la vez hay un ritmo de diálogo y un ritmo emocional, entonces tenés que ir encontrando todos esos puntos de anclaje", agrega el músico que ganó el premio Sur, de la Academia Nacional de Cinematografía, por la mejor música original de "El último Elvis".

En el caso de la nueva película de Caetano ("Bolivia", "Un oso rojo" y "Francia") Escofet respondió al pedido del director: "El quería que utilizara cosas que fuesen más de una película de género, quería sintetizadores que fueran de los 70 y 80 y me nombró algunas cosas específicas", revela.

Florencia Raggi, Brenda Gandini, Liz Solari y María Dupláa son las protagonistas del filme que según la mirada de Escofet implica la apuesta "más rara y abstracta" de la carrera de Caetano y que cuenta la historia de una asesina a sueldo contratada por mujeres fueron maltratadas, sometidas y golpeadas.

En ese sentido, puntualiza que a diferencia de "Bolivia" “se trata de una película casi sin diálogo y casi de ciencia ficción".

"Caetano llegó a nivel artístico y de reconocimiento, así que tiene la necesidad de explorar otros lenguajes libremente y me parece alucinante que venga alguien como el director del Festival de Cannes y le diga `yo tengo la plata para hacer una película rara`", indicó.

En los últimos años se encargó de hacer las músicas de "Revolución, el cruce de los andes", de Leandro Ipiña; y "El último verano de la boyita", de Julia Solomonoff.

Tras terminar con “Mala”, actualmente está trabajando en la nueva película de Pablo Fendrik para ahondar una experiencia que no resulta sencilla porque, fundamenta, “en la Argentina hay una gran falencia y es que los directores no están formados musicalmente".

“Hay excepciones -advierte- como las de Leonardo Favio que era músico y Julia Solomonoff que como tuvo un montón de novios músicos, conoce los tiempos internos de la música y sabe cómo la música se construye y se desarrolla".

Sebastián consigna que "la música y el sonido forman parte de un lenguaje intrínseco” pero lamenta que en su rubro "somos pocos. El que más trabaja es Iván Wyzogrod, que empezó desde chico y trabajó con Favio".

Feliz por esta disciplina específica que abraza con interés y conocimiento, comenta que “hay gente que incluso no conozco pero que se ha convertido en aliada y como de alguna forma trato de llevar mi música a todos lados, en un viaje conocí a los Café Tacuba y ellos me abrieron la puerta para trabajar con Alejandro González Iñárritu, junto a quien primero hice unos cortometrajes y después terminé trabajando para su filme `Biutiful` (2010)”.

En el caso de "El último Elvis", Escofet confiesa que fue más difícil encontrar el tono porque "tenía que convivir con temas de Elvis Presley, entonces tuve que buscar una contraposición estética y a su vez la música tenía que acompañar la evolución del personaje y su enrosque mental".

Puesto a definirse, afirma: "tengo una pluralidad estética que es lo que necesita el cine y el teatro, lo que me permite pasar sin ningún conflicto de Los Cazurros al cine de autor y a mi proyecto musical. Es un juego en el que lo que hago es disfrutar".

Para febrero tiene previsto viajar a Europa por un proyecto con una película en Suiza que lo continuará ligando con el cine independiente europeo.

"En Europa hay mucho cine hecho de manera muy independiente, y de a poco me estoy metiendo en ese circuito", comenta con entusiasmo.