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25/12/2012 - Mundo deportivo

Mundial 2014 y JJOO 2016: dos grandes desafíos de Brasil

En Brasil, que se convertirá en los próximos años en el principal escenario deportivo mundial, está enfrascado en una carrera contra el tiempo para construir y modernizar estadios, mejorar sus deficientes transportes y garantizar alojamiento para cientos de miles de turistas.

Con la Copa de las Confederaciones-2013, el Mundial-2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016 en el horizonte, el país intenta terminar lo esencial a tiempo.

“Vamos a ser el mejor organizador de todos los tiempos”, aseguró la presidenta Dilma Rousseff durante el sorteo de la Copa de las Confederaciones.

Días atrás, Rousseff inauguró el estadio “Arena Castelao” de Fortaleza (noreste), el primero que estará listo para la Copa del Mundo y para la Copa de las Confederaciones, una suerte de ensayo previo del Mundial que se realizará del 15 al 30 de junio de 2013 en seis ciudades del país.

“Recientemente estuve en Londres en un estadio (Olímpico), y debo decir que el Castelao muestra a Brasil que somos capaces de ganar en el campo y fuera del campo. El Castelao pueba que el brasileño es capaz de superar los obstáculos para construir una obra de esta envergadura”, dijo la presidenta.

Luis Fernandes, representante del gobierno en el Comité Organizador Local (COL) del Mundial-2014 y viceministro de Deportes, aseguró recientemente que están “confiados, ya no habrá retrasos sobre lo previsto; los programas serán respetados. No hay amenazas que pesen sobre uno u otro estadio”.

A prácticamente 18 meses del Mundial, que tendrá lugar en 12 ciudades, los mayores desafíos para este gigantesco país se centran en el transporte, sobre todo en aeropuertos.

José Roberto Bernasconi, presidente del Sindicato Nacional de Arquitectos e Ingenieros (Sinaenco), que fiscaliza de manera independiente las obras de infraestructura del torneo, dijo a la agencia AFP que para 2014 “los estadios estarán todos prontos y tendremos algunas obras de infraestructura, pero no todas las que podríamos tener”. “El legado podría haber sido mayor”, estimó.

Los estadios avanzan “a ritmo satisfactorio” gracias a megainversiones públicas pero “las obras aeroportuarias continúan a ritmo lento”, señaló en noviembre el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), que fiscaliza los gastos del gobierno.

Con una factura estimada en 13.650 millones de dólares, el Mundial en Brasil “será la gran fiesta y también la gran resaca, no dejará un legado para los ciudadanos; es una oportunidad desaprovechada. Y la resaca va a durar una generación”, lamentó Chris Gaffney, un experto en urbanismo que estudia el impacto de la Copa y los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio.

En busca de una cama. Alojar al medio millón de turistas que seguirán a sus selecciones por las ciudades sede es un desafío, ya que muchas no cuentan con la suficiente capacidad hotelera.

Según el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, una de las 12 sedes -que no quiso identificar- tiene “17.000 cuartos (de hotel) y el estadio tiene 45.000 plazas”.

En materia hotelera, Brasil tiene “un desafío muy grande para ampliar la oferta privada y las camas en todas las ciudades”, admitió la semana pasada el ministro de Deportes, Aldo Rebelo. Pero el país tendrá una red hotelera “suficiente” para la Copa y los JO-2016, acotó.

Brasil posee la tercera mayor tasa de asesinatos de Sudamérica, con un promedio de 26 homicidios cada 100.000 habitantes, pero las autoridades afirman que la seguridad del evento estará garantizada por 50.000 policías y 25.000 agentes de seguridad privados, ‘drones’ que sobrevolarán las ciudades, la elaboración de una lista negra de hinchas y refuerzos en los 16.000 km de frontera que Brasil posee con 10 países.

Dentro de los estadios, algunos temen también problemas como los que ocurrieron en la final de la Copa Sudamericana, cuando Tigre denunció violencia y agresiones en los vestuarios y se negó a jugar el segundo tiempo.

  Fuente AFP